23:24. El nuevo curso escolar está a punto de comenzar, tengo sentimientos encontrados al respecto. Las vacaciones han sido muy buenas, creo que el balance para las niñas y para mi es más que positivo. No deseo que terminen pero por otro lado no nos vendría mal un poco de rutina.
Mañana se cumplirán 15 días desde que regresamos de pasar unos días en la isla de El Hierro. La visité por primera vez con su madre hace años. Esta ha sido mi segunda vez y ha sido genial. Lo más importante es que a ellas les ha encantado, quedaron con ganas de más y ya están planificando las vacaciones del próximo año. Me gustaría volver a salir con ellas este año a algún lugar con un poco de frio pero ya veremos.
Mi relación con Ámbar va muy bien. Continuamos compartiendo momentos muy agradables, tanto fuera como dentro de la cama. Esta semana, este último aspecto, se nos ha complicado un poco. He estado varias veces en su casa, compartiendo tiempo también con su hija. La niña no ha pasado muy buenas noches y he preferido “apartarme” y darles el espacio que la niña parecía necesitar. Por suerte es un corto paseo hasta mi casa je je.
Ámbar ha estado preocupada con este asunto, tiene miedo de que pueda hacer que me aleje. No quiero que me entiendan mal, ella tiene muy claras sus prioridades y la principal es su hija. El caso es que algunas de sus parejas anteriores no entendían que la niña había llegado antes que ellos a su vida. En este aspecto llegaron a demandar de Ámbar más de lo que ella quería dar sin, a sus ojos, desatender a la niña. Esto terminó por generar tensiones en las relaciones. En mi caso entiendo perfectamente la situación y no quiero más de ella. Lo primero es lo primero y en mi caso el bienestar de su hija está por encima del suyo y del mío.
Está agradecida por encontrarse con esa manera de pensar. Realmente no concibo otra, lo que no quiero para mis hijas no lo quiero para la suya. La niña no me ha elegido, en cierta forma le soy impuesto. La realidad es que nos llevamos muy bien, suele ser ella quien le consulta a su madre sobre cuando voy a ir a cenar con ellas, etc. Esto no quita que yo sea un extraño que acaba de entrar en su vida.
Como he indicado nos hemos encontrado en su casa ya que no ha podido dejar al a niña con su madre o con su hermana. Teníamos la posibilidad de que trajese a la niña a mi casa y durmiese aquí. Ambos coincidimos que sin estar mis hijas en casa no tenía sentido alguno sacar a la niña de su ambiente. Creo que esto requiere una pequeña explicación: Ámbar y su hija en su casa practican colecho. Esto imposibilita que yo me quede a pasar la noche en su casa, «tres» son multitud. Cuando se quedan en casa su hija comparte la habitación con Alba pero sin estar mi hija no tiene sentido, al menos a nuestros ojos, romper la rutina de la niña para tener nosotros algo de intimidad.
Por otro lado es cierto que no hace mucho la niña “le dio permiso” para regresar “más tarde”. Esa ocasión fue la primera en la que la niña le dijo que no pasaba nada si regresaba más tarde. Lo habitual era que Ámbar la dejase dormida y regresara antes de que despertase, esa ha sido nuestra tónica.
Continuamos demostrándonos mucho cariño con nuestros gestos y palabras. La verdad es que mantenemos una relación es muy bonita. Son gestos que nacen, simplemente se dan, sin segundas intenciones o intereses. Ahora mismo se me viene a la mente uno de ellos: estaba muy contento por Alegría, ahora mismo vive algo bonito e intenso con un chico. Yo regresaba de trabajar y envuelto en esa sensación me apeteció contarle a Ámbar que la quería. Tomé el móvil y se lo dije mediante un audio, sin más, sin ninguna doble intención detrás:
– ¿Sabes una cosa? Te quiero, así lo siento y así me nace decírtelo.
Se lo he comentado a Alegría. Coincidió en que esa era nuestra forma impulsiva de mostrar los sentimientos.
– Así queremos nosotros Alegría.–le respondí.
Hoy es su cumpleaños, lo celebramos ayer. Fue algo muy íntimo, un almuerzo para 5 personas….
[Aquí dejé de escribir en mi diario 15/11/2021]
18/05/2023: Retomando…….
