12 de Agosto de 2021

09:13. Casi un mes sin escribir, suele ocurrir cuando atravieso momentos de tranquilidad.

Todo va bien, realmente bien. Le he dado un ojo a lo que escribí la última vez, quería saber donde lo había dejado. La noche de peli y pizza con Ámbar y su hija fue muy bien, todos lo pasamos muy genial y terminamos estirando el evento al día siguiente. Podíamos continuar en la casa de campo pero no quería hacerle una “inmersión” familiar a Ámbar y tampoco podía dejar al resto de mi familia sin tiempo de desconexión en la casa de campo. Por otro lado Aroha tenía previsto pasar parte de la tarde y esa noche de sábado en casa de una compañera del cole. Por todas esas razones regresamos a casa antes del mediodía.

Por el camino de regreso decidimos comer todos en casa y disfrutar después la tarde en la piscina de la azotea. Así lo hicimos, las niñas lo disfrutaron mucho, en este caso las pequeñas ya que Aroha marchó a su “pijamada” a media tarde. Ya por la noche nuestras hijas querían dormir juntas y estrenar la cama nido de Alba. Finalmente compartimos también esa noche, esta vez en casa.

No es necesario entrar en detalles pero, una vez dormidas las niñas, Ámbar y yo compartimos sábanas ambas noches. Algo nuevo para ambos estando con nuestras hijas, aunque ellas no se dieron cuenta. Creo que fue un fin de semana genial para todos.

Nuestra relación a continuado avanzando durante este mes. No hemos vuelto a mezclar a las niñas, simplemente porque no se ha dado la oportunidad. De todas formas no es algo que me preocupe, quiera apresurar o forzar. Somos una pareja con vidas e hijas separadas.

He conocido a su mejor amiga y a su hermana, a esta última formalmente ya que nos conocíamos de vista por el barrio. Quedamos en una terraza de la capital, fue una noche divertida. Finalizada la noche y antes de despedirnos nos tomamos fotos del grupo y en pareja. Ambos la hemos subido a nuestras respectivas redes, así lo habíamos hablado. Podríamos decir que fue la forma de darlo a conocer a nuestros respectivos “mundos” de forma oficial.

¿Novios? No me gusta la palabra pero sí, somos “pareja formal”. Compartimos tiempo, cama, nos acompañamos, me quiere, la quiero,… Sí, la quiero y ella lo sabe. Tenemos planes para las próximas semanas y me apetecen mucho. La verdad es que, como ya he dicho, estoy muy, muy bien.

¿Enamorado? Podría ser. Me nace decirle “mi vida”, “mi amor”,… aunque reconozco que lo reprimo en ocasiones. Puede que no lo haga siempre con palabras pero sin duda sí con hechos. Sin embargo, imagino será madurez, no me preocupa que se pudiese terminar. Camino con ella, estoy feliz con ella,…. en ese caso lo pasaría mal pero sé que la vida sigue y mi felicidad no depende de estar con ella. Es extraño pero sin duda esto es un plus.

La situación con Ágara continúo extraña durante algunos días. La semana siguiente al fin de semana con Ámbar y su hija en la casa de campo Alba comenzó a preguntarme insistentemente por el horóscopo y la edad de Ámbar. Al parecer surgió la conversación con su madre sobre los horóscopos y ella le preguntó a la niña al respecto. Hubo cierto empeño de la niña sobre esta información, preguntándomelo varios días. Esto cesó a partir de una conversación que manteníamos las niñas y yo, mediante audios de whatssap. Se encontraban en el coche de su madre, acompañadas por esta y su tía, iban camino de la playa. Evidentemente la conversación que manteníamos, mis audios y sus respuestas, era escuchada por todas en el coche.

Imagino que fue Amelia quien la llevó a tierra. En la conversación la niña señaló que era su madre quien lo quería saber y escuché algún gesto de sorpresa por parte de su tía, al menos fue mi interpretación. Esas preguntas terminaron después de ese día regresando todo a un lugar más lógico, desde mi punto de vista. Incluso Ámbar me comentó que, después de esto, se había cruzado con Ágara y el saludo que esta le había lanzado había sido “seco”, en comparación con los que le había brindado anteriormente.

Comenté todo este asunto con Alicia y Alegría, ambas se mostraron muy sorprendidas y alguna broma hicieron respecto al tema de conocer el horóscopo de Ámbar: “Querrá consultar como le va en el amor”, fue de las que más gracia me hicieron.

La siguiente semana que pasé con las niñas también ocurrió algo con Ágara que me molestó. Ese fin de semana regresamos a la casa de campo, esta vez acompañados por dos amigas del aula de Aroha. La verdad es que sólo puedo darle las gracias a sus padres; puedo entender que algunas personas podrían no sentirse cómodas con la idea de dejar a sus hijas al cargo de un hombre desconocido en una casa aislada.

Otro fin de semana genial en el que las invitadas, confirmado por sus padres y mis hijas, quedaron encantadas. Durante esa tarde tomé algunas fotos de las niñas mientras jugaban en el terreno y la piscina. Estas imágenes las compartí con los padres de las niñas y con Ágara por whatssap. El último baño de las niñas se produjo cuando ya finalizaba la tarde. Ninguno de los padres dijo nada, la única fue Ágara: “¿Hace calorcito?”.

¿De verdad?. No me sentó bien. ¿Me estaba cuestionando?¿Me decía que hacía frio y permitía que las niñas estuvieran en el agua?. Se me quitaron las ganas de enviarle más fotos. Pensé en iniciar una conversación/discusión con ella. Realmente me había molestado, ella no estaba allí, no sabía la temperatura del agua o del exterior. Finalmente mi única respuesta fue: “¿En serio?”

Mano de Santo, finalizaron los mensajes con sus opiniones. Para mi es algo muy simple: están conmigo, el adulto responsable soy yo. Que haga como yo: me parezcan lo que me parezcan algunos de sus actos, me los trago y “confío” en su criterio y responsabilidad. Lo dicho, después de mi respuesta volvimos a la normalidad en nuestra comunicación, única y exclusivamente cosas de las niñas, en esas fechas respecto a las compras del material para el inicio del curso.

Continúo el 15 de agosto a las 01:46.

Hoy somos 4 en casa, una de las compañeras de Aroha que nos acompañó en la casa de campo pasa la noche en casa. Ayer fuimos 5, Ámbar y su hija pasaron la noche con nosotros. A esto último llegaré después si el sueño no me vence.

La pijamada, con las compañeras de Aroha en la casa de campo, se estiró hasta las 4 de la madrugada. Bueno yo ya había dejado a las preadolescentes solas, entretenidas con sus juegos y conversaciones, mucho antes. Alba había caído derrotada a eso de las 12 de la noche y yo desconecté sobre las 3. Fueron las niñas las que me confirmaron la hora a la que se habían ido a dormir al día siguiente, todos arriba sobre las 9 de la mañana (¿Estas niñas no duermene?).

Después de bajar a las niñas a sus respectivas casas volvimos a subir para reunirnos con el resto de mi familia. Las niñas querían quedarse a dormir allí con mis padres y hermanos. Aprovechando la situación yo tenía otros planes, Ámbar me había confirmado que nos podríamos ver, aunque un poco más tarde de la hora habitual.

Una vez metí a las niñas en la cama bajé a mi casa. Fue una noche muy divertida con Ámbar, la verdad es que nuestros encuentros son de lo mejor que he tenido hasta ahora, para mi el mejor sexo de mi vida.

Solemos bromear sobre si alguno de nuestros vecinos ignorará todavía que mantenemos una relación. Los que sean como yo seguro que sí. En este sentido pensé en Asunta, vive muy cerca pero como yo va solo a lo suyo y me extrañaría que supiese algo.

Creo que fue unos días antes cuando Asunta me envió un mensaje diciéndome que volvía a tener algo de ropa para mis hijas. Le di las gracias y le comenté que mandaría a las niñas a buscarla. Ese mismo día le respondí a una broma que había subido a sus estados, dudé si hacerlo, hacía tiempo que no intercambiábamos palabra. La broma que puso era respecto a su peso corporal:

—….No puedes estar seguro, ya hace tiempo que no me miras.—fue su respuesta al respecto de la mía en la que le insinuaba que estaba un poco más “redonda”. Este comentario encendió mis alarmas.

—Tienes razón, hace tiempo que no te miro.—con ese mensaje di la conversación por finalizada.

No quiero regresar al pasado, si es que ese era el caso o el sentido de su mensaje. Interpreté su respuesta, como un «pie» para entrar en esa senda de nuevo y no me apetece nada.

Casualidades de la vida, el domingo siguiente a esta conversación, después de pasar esa divertida noche con Ámbar y desayunar juntos la acompañé a su casa. Al salir a la calle escuché un coche en marcha, Asunta estaba junto a su puerta (a 40 pasos de la mía como recordarán) terminado de cargar algunas cosas en él, creo que se iba a la playa con sus hijas.

Estaba de espaldas mientras terminaba de introducir unas mochilas en la parte trasera, al ir acercándonos se dio la vuelta. Su cara demostró sorpresa, le di los buenos días y ella respondió igual. Creo que ya les he comentado que ellas se conocen, tienen la misma edad y estudiaron juntas algunos años de instituto, no fueron necesarias las presentaciones. De todo esto ya hace 15 días y no he vuelto a saber nada de ella. No digo que la eche en falta ni nada por el estilo. Estoy feliz donde me encuentro actualmente. Me resultó curiosa su cara de sorpresa, me llevó al siguiente pensamiento:

Algunas personas te mantienen como reserva en el partido de su vida aunque sepan que no te van a sacar a jugar. Cuando se dan cuenta, pasado el tiempo, de que son ellos los que ni siquiera están convocados para el partido de tu vida se ofenden.

Cambiando de tercio, hace tiempo que tenía ganas de escribir relatos eróticos. A decir verdad siempre he conseguido despertar la libido de las mujeres con mis palabras. Aprovechando un juego con Ámbar he comenzado a hacerlos. Ya tengo dos, relativamente extensos, a medias e ideas para algunos más. Curiosamente cuando se lo comenté a Alegría resultó que ella también había comenzado a escribirlos. Tú eres yo, como siempre.

En mi caso se los he pasado para revisión a Ámbar, Alegría y Arantza. A las 3 les han gustado mucho siendo Alegría la que mas aportaciones me ha hecho para mejorarlos. En este momento yo hago algo similar con los suyos. Tantas son las ganas que tengo de comenzar a publicarlos que ya tengo hasta un pseudónimo. Probablemente vean la luz en poco tiempo.

Desde mi última entrada he podido quedar 2 veces con Alegría, tan provechosas y apasionantes como siempre. Aprendo mucho en todos los sentidos. Nuestra última salida fue un tanto diferente. Ella no está en un buen momento emocional. A mi entender se encuentra muy en el futuro en algunos aspectos. Nuestra última salida fue el sábado de la semana pasada. Nos dedicamos a hacer un poco de turismo por Agaete para terminar en “mi playa” con el primer baño nudista de Alegría. Este era el plan inicial pero en esos momentos de la mañana no acompañaba el tiempo.

Seguro que algun@ estará pensando si Ámbar lo sabe. La respuesta es sí, conocía el plan perfectamente. No le hacía gracia, desde el respeto a que haga lo que quiera. Para ella el desnudo es algo íntimo y no lo ve bien entre amigos. Confía en mi como yo en ella y por supuesto me deseo un día genial. Hablamos mucho, de todo y con total libertad; a su entender y reconocido por ella tendría yo más motivos para sentir celos de algunas situaciones de su vida que ella de mi. Tenemos una relación muy sana.

De nuevo el día con Alegría fue genial, diferente a veces anteriores por las actividades que hicimos pero como siempre muy positivo todo lo aportado. Un auténtico chute de energía.

Este viernes invité a merendar con nosotros a Ámbar y a su hija, la idea era ir a una cafetería en el casco de nuestro municipio. Su hija ya sabe que somos parejas y yo hablé al respecto con las mías el jueves por la mañana. Les conté que eramos algo más que amigos, Aroha quedó con cara de sorpresa aunque en ese momento no hicieron preguntas. Estas llegaron durante el almuerzo del viernes y mientras merendábamos juntos. Las pequeñas ya lo habían hablado hacía mucho, jugando y haciendo planes durante la época escolar (Esto ocurrió en el periodo anterior que mantuvimos Ámbar y yo). Aroha tampoco es tonta y sabía que estábamos juntos. Sus cuestiones, simples en realidad, fueron al respecto del tipo de relación que teníamos. Todas quedaron resueltas ese día, de todas formas ellas saben que son libres para preguntar todo lo que quieran.

Cuando le hice esa invitación a Ámbar la avisé que se podría convertir en peli, pizza y desayuno. Así fue, las niñas no nos vieron acostarnos juntos pero sí nos encontraron en la cama. Todo de una forma muy natural.

No me entiendan mal. Nada ha cambiado, nuestra relación es más abierta al mundo pero continuamos viviendo separados, con vidas individuales y sin mezclar a las niñas fuera de estos encuentros. Imagino que podremos coincidir todos 1 o 2 días al mes pero continúa siendo una relación de 2 y la inmensa mayoría de las veces nos vemos a solas. Ambos pensamos igual y así se lo hemos transmitido también a nuestras hijas.

Hoy no me he sentido bien en un momento puntual. Mi hermana está hospitalizada, con buen pronóstico y esperando estar en casa el lunes. Debido a esto no nos reunimos en familia. Salí con las niñas a un centro comercial que ellas eligieron. En el interior de uno de los comercios nos encontramos con Ágara y Amelia.

Me dirigía al probador con Aroha y Alba decidió que prefería quedarse con su madre fuera. Ella me consultó si me parecía bien que la niña esperase con ella.

—Me da igual.—fue mi respuesta y las únicas palabras que le dirigí.

Ese encuentro y ese breve intercambio de palabras me tuvo de mal humor un rato. Mal humor interior, nada para afuera pero malestar al fin y al cabo. Por suerte tampoco duró mucho pero no me gusta reaccionar de esa forma.

¿Cómo estoy? Bien, feliz y tranquilo. Dejando que mi relación fluya y disfrutándola. Contento, muy contento de encontrarme así en este momento de mi vida. Con muchas ganas de seguir escribiendo cosas bonitas de mi camino. Más que bonitas que no me supongan un malestar emocional.

Le doy un ojo a las preadolescentes, están en la habitación de Aroha, y me voy a la cama. Buenas noches mi viditas, las amo con locura.

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