00:28. Me encuentro en un turno de 24 horas. El último día que escribí fue al inicio del turno con mis hijas. Ayer comenzó el de su madre y no las volveré a ver hasta el jueves.
La semana pasada tenía sesión de terapia programada pero problemas médicos de mi terapeuta nos han obligado a posponer la cita.
Los días con las niñas transcurrieron en nuestro tónica habitual: mucho juego, risas, ternura y amor. El domingo, como colofón, volvimos a realizar el sendero que habíamos recorrido el día de mi gran llorera. En esta ocasión no lo hemos hecho solos, se nos han unido Anabel, mis vecinos y sus respectivos hijos.
Creo que las niñas han disfrutado más este paseo que el anterior, desde luego yo sí lo he hecho. Una vez finalizado nos hemos trasladado a una zona próxima habilitada para la realización de barbacoas. Todos lo hemos pasado genial, repetiremos pronto.
Durante esta semana he pasado por diferentes estados emocionales. Inicialmente de cierta rabia y perplejidad. Comenté con Alicia la conversación que había mantenido con Ágara y lo que se me había pasado por la cabeza.
—…Lo último que he pensado [respecto a lo que Ágara me decía sobre Salud mental de las niñas y su bienestar] es que se trata de su argumento/estrategia/chantaje emocional para tener una mejor relación conmigo. Me lo he sacado de la cabeza y me doy por contento si respeta mi espacio…
—Sí, yo opino lo mismo. Que es un chantaje emocional que antes le funcionaba y ahora no, le de las vueltas que le quiera dar.—fue la respuesta de Alicia.
—… En su mente tendrá como referencia la buena relación de su mejor amiga con su ex pero no se da cuenta que no partimos del mismo punto y de esta forma no es posible por el momento.—continué yo.
—Da igual de donde parta, cada uno lo vive como puede. Esta es tu forma de vivirlo. Que lo respete, tampoco pides tanto.—sentenció ella.
Como le dije a mi hermana yo me quité esa idea rápidamente de la cabeza y deje de darle vueltas al tema. Sin embargo el jueves, regresando de una práctica de yoga, «me sorprendí» con la duda de si ella se preguntaría por lo que hacía o donde estaría. Al darme cuenta no pude más que reírme de mi mismo y descartar también ese pensamiento.
Esta última idea, aunque descartada, último me llevó a un estado de cierta melancolía. Mis hijas se ocuparon de sacarme de él rápidamente. De verdad son mi faro en todo este proceso.
Ágara parece que ha comprendido en que punto estoy y lo que pretendo de ella. Volvemos a tener la relación funcional respecto a las niñas. Espero que no tenga otra «genial» idea que la saque de este camino.
Esta ha sido una semana de hijos, para Anabel y para mi. No hemos hablado mucho. La verdad es que creo que yo me he relajado mucho al respecto. Por lo tanto tengo que reconocer que antes estaba «ansioso». Acepto lo que tengo con ella y asumo que el día que no me valga será un adiós. El domingo estábamos con nuestros hijos y fue un día para los niños. Nos permitimos un beso cuando llevábamos las cosas al coche, finalizando la jornada.
Ayer pasamos parte de la mañana juntos y mañana pasaremos la tarde. Me continúo sintiendo muy bien con ella pero digamos que ahora mismo me da igual ocho que ochenta. Lo que venga cada día bienvenido será.
En nuestro encuentro de ayer hablamos un buen rato de nuestros últimos acontecimientos. También a ella le ha resultado un sin sentido el tema del regalo y las pretensiones posteriores. Ella me ha contado algunas cosas respecto a la relación con su ex-pareja y con una amiga. Le he indicado lo que yo considero una clave para el éxito de cualquier relación. Ajustar lo que se da a lo que se recibe, siempre que ese ajuste no entre en conflicto con el yo de cada uno.
Hace unas horas mantuvimos una conversación por Whatssap en la que estábamos bromeando con lo compartido ayer. Yo lo hacía sobre una molestia física que ella tenía en una rodilla, acerca de cuidarla cuando dejase que lo hiciera. En este punto ha cambiado su tono y ha terminado diciéndome que no quería que yo creyese que ella no se terminaba de decidir o que no quería continuar avanzando. Le he dicho que no se equivocase, que yo continuaba bromeando.
—Acepto el ritmo al que vamos y creo que no es mal ritmo. Estoy en modo «bienvenido lo que venga…». No espero verte antes del miércoles e incluso a eso te dije que lo que tú prefieras.
Todo esto es para ilustrar lo ya indicado. Bienvenido lo que venga. Ahora mismo todo me va bien.
Lo dejo por aquí de momento. Buenas noches mis amores. Que tengan unos días geniales mis viditas.