13 de Enero de 2020 – Asco

14:15. Esta tarde las niñas regresan a casa. Ya ha pasado esta primera semana sin que duerman aquí ninguna de las noches.

He llenado al fin de semana con lo que he podido, incluyendo ocuparme de la ropa pendiente. Ágara y yo acordamos que el día de hoy fuese una de sus tardes, otra opción habría supuesto dejar a las niñas sin escalada.

Me he dedicado a organizar espacios donde ir acomodando juguetes y demás cosas que las niñas utilizan en casa. Esta ha sido la escusa para ocuparme de los álbumes de fotos físicas que tengo en casa. No pensaba mirarlos pero una vez con ellos en las manos… «¿Estás seguro [Mi nombre]?» me he dicho a mi mismo.

Toda nuestra época sin hijas está ahí. Los he mirado y en algún momento he tenido el nudo en la garganta. No he llorado, no me ha hecho falta frenarlo, simplemente no he tenido esa necesidad.

Incluso encontré fotos de su vida antes de conocernos. Las he sacado para devolvérsela, no tiene sentido que estén aquí. Entre ellas habían algunas de su abuela materna. Seguro que a ella o a su madre les hará más ilusión que a mi tenerlas.

No ha sido difícil colocar a un lado esos recuerdos, ahí estarán por si algún día las niñas las quieren ver. Tampoco ha sido agradable, me da pena terminar así después de tanto pero ella no luchó. Ese pensamiento me ha acompañado durante un rato.

Hace un rato he recibido un mensaje de Ágara. Me ha sorprendido, no esperaba respuesta alguna del tema del regalo:

«Siento mucho que te suponga tanto esfuerzo. Quería que las niñas vieran que en su casa de mamá también tenemos en cuenta a papá. Disculpa no volverá.»

Tardé unos minutos en responder. Incluso dudé si hacerlo ya que, por la hora, podía estar esperando para recoger a las niñas y no me pareció el mejor momento. Mucho pasó por mi cabeza después de leerlo:

«Mis hijas creen en los Reyes Magos. ¿Quién me tiene en cuenta en su casa de mamá?¿Tenemos?¿Quién me tiene en cuenta para las niñas?.

¿Un regalo ahora? Años en los que no podías por tu situación económica, en los que parte de los regalos a tu familia los pagaba yo,… Ahora sólo significa recordarme que puedes, sin mi. No gracias, prefiero mil veces que te lo gastes en las niñas. No lo necesitaba antes menos ahora….»

No le he respondido nada de esto ni del resto que también pensé y es mejor no plasmarlo aquí.

«Menos es más.

No se trata de esfuerzo, se trata de respetar mi espacio. En mi espacio no quiero nada que venga de esa parte.

¿Recuerdas la historia que les contaste a las niñas que terminaba en dos corazones, las niñas con mamá y las niñas con papá?. Ahí tienes la clave.

Tengo una bolsa para ti, para que te la lleves esta tarde.»

Esa fue la respuesta que le envié. En la bolsa que le indico están las fotos que he dicho antes, sus fotos. Encontré muchas otras que también se las podría enviar pero no, esas las saqué yo. Ella me dijo que las llevaba en el recuerdo por lo que, al recordar sus palabras, se han desvanecido las pocas dudas que tenía.

Es muy fácil. No quiero nada de ella. Lo único que le recibo son las niñas, no necesito más. No sé sin con el paso del tiempo será diferente pero en mi presente lo quiero así.

Todo esto del regalo me ha traído un pensamiento, un reproche, el cual me acompaña hace ya varios días:

«Lo único que has hecho bien en tu vida son esas dos niñas e incluso eso no lo pudiste hacer sola.«

Sé que no es real, yo tampoco lo habría podido hacer sólo pero hasta ahí me ha llevado mi mente con esta situación y el desprecio que me produjo.

Tal vez debería pensar menos, me queda mucho por trabajar.

He echado de menos a Anabel. Quiero pensar que es por ella pero podría ser por mi soledad. Ayer me sorprendió enviándome varios selfies. No le gusta, no lo había hecho nunca y ayer, sin mediar palabra, recibí dos. Sobra decir que estaba guapísima en ambos. La verdad es que es muy linda y no solo lo digo yo. Lo mejor fue su razón para enviármelos:

— ¿Y esta sorpresa?

— Porque sí 😉.

Hemos hablado un buen rato, ella estaba en una celebración familiar y yo en casa de mis padres. Ha sido divertido, al menos me he reído con ella.

Me da miedo hacerle daño. No lo ha pasado bien y no me gustaría ser yo otro episodio oscuro en su vida.

¿Por qué escribo esto? Ahora mismo no estoy seguro de si sería capaz de amarla. Me gusta mucho (un montón), estoy súper a gusto con ella pero no sé si puedo amarla. Tal vez vuelvo a pensar mucho.

Ágara ha respondido a mi mensaje anterior:

«Los dos corazones queramos o no están unidos por ellas. Y por ellas debemos mantener una cordialidad. Por su salud mental han de percibir que papá y mamá están a una. Un mismo objetivo por ellas.

Siempre nos unirán ellas. En cualquier evento que ellas participen allí estaremos.»

En esta ocasión no he tardado en responder:

«Creo que la relación que tenemos es bastante cordial para como podría ser. No me pidas más por el momento.

Las niñas creen en los Reyes.. ¿Quién me tiene en cuenta en su casa de mamá? ¿Los Reyes?

Mamá y papá están a una con las niñas, en el resto de aspectos mamá y papá tienen su vida. Te recuerdo que eso era lo que yo buscaba al principio. ¿Recuerdas cuales fueron tus respuestas? Acéptalas tú por el momento.

Por supuesto siempre tendremos el vínculo de las niñas pero por el momento es el único que te admito Ágara. No sé si en el futuro podrá ser diferente.

Llegado el momento si son las niñas quienes me quieren hacer un regalo genial, igual si te lo quieren hacer a ti. De ti no quiero más que el bienestar de las niñas.

Sí, tendremos que vernos las caras a menudos en los eventos de las niñas. No me pidas un encuentro en la Cabalgata de [Nombre del municipio vecino al que fuimos y coincidimos en la Cabalgata matutina] por ejemplo…

Si me quiere decir algo más perfecto pero creo que esta conversación no nos va a llevar a ninguna parte. Me empiezo a revolver y no va a ser lo mejor para la cordialidad.«

Mientras transcribía este mensaje al diario me ha llegado una nueva respuesta:

«Bueno no te hablo más. Añadir por réplica que a los ojos de ellas los Reyes tienen en cuenta a papá, como tienen en cuenta a otros miembros de la familia.

Lo de la Cabalgata no fue previsto. Ni las vi.»

Le he vuelto a contestar dividiendo la respuesta en dos y he dado la conversación por finalizada. A su primer párrafo le he dicho que no se preocupara, las niñas lo habían visto con MI FAMILIA. Al segundo le he dicho que ya me había preocupado yo de ocupar un lugar diferente al habitual. No para que no las viese, no me apetecía esa situación durante la Cabalgata.

Son las 16:01, voy a intentar comer algo.

23:10. Ágara respondió a los pocos minutos a mi respuesta de los Reyes:

«En casa de mamá también se te tuvo en cuenta. Es una forma de asegurar su bienestar mental. En los turnos de cada uno el otro no desaparece. Estás muy presente, cuido mucho eso.»

También le respondí a este. Fue un mensaje largo y, esta vez sí, el último para mi:

«También estás presente aquí y estoy seguro de que lo sabes. Fui yo quien te vio del día 4 y quien se lo dijo a las niñas. No deseo que desaparezcas de la vida de las niñas pero esa es su vida, no la mía.

Para que lo puedas entender. Me produces algo muy similar al asco, es la mejor forma que tengo de describirlo. Triste después de todo lo vivido pero no mandamos en lo que sentimos.

Me es imposible aceptarte nada. Me trago muchas cosas por las niñas pero no llego a ciertos lugares.

Mientras yo sienta esto la relación que tenemos es la mejor que puedo ofrecer. Por eso te digo que menos es más.

Doy la conversación por finalizada. Desconecto esta cuenta de Whatssap hasta mañana.»

Mi teléfono permite desconectar aplicaciones duales, así lo he hecho.

Si ya no tenía ganas de comer este último mensaje o más bien su redacción terminó por cerrarme el estómago.

Salí al supermercado en busca de aire y para adelantar trabajo. «Triste después de todo lo vivido…» Estas palabras me acompañaron en el trayecto hasta que, cerca del súper, el llanto tocó en mi puerta. No lo frené, permití que limpiase.

El resto de la tarde lo ocupé en finalizar de organizar para las niñas. A media tarde pude comer algo, más por obligación que por ganas.

A la hora acordada llegaron las niñas. Estaba en la parte superior y la entrada estaba a oscuras. Esperé un poco para indicarles que le diesen la bolsa con las fotos a su madre. Al ver que les costaba fui yo quien bajó, encendí las luces y saludé a las niñas. Ágara me saludó con un «Hola» al que no respondí. Le entregué las fotos, recogí las cosas que traía de las niñas y ella se despidió. Cerré la puerta y abracé a mis hijas para darles la bienvenida.

Hemos pasado una buena tarde. Ellas me han contado sus últimas peripecias y yo les he ido probando ropa que había sacado, sobre todo de Alba. Se trata de ropa de Aroha que había sido almacenada. Son muchos los abrigos por lo que hemos quedado en consultar si mamá necesita para enviarle unos cuantos, será después de lavarlos y hacer nuestra selección.

Ahora estoy bien, parece que lo de hoy ha quedado atrás. No sé si mañana encontraré otro mensaje suyo, será cuando inicie la aplicación de nuevo.

La palabra Asco es muy fuerte, así me lo reconoció mi terapeuta en su día, pero es la mejor que lo describe. En efecto es muy triste pero es la realidad de lo que siento.

Yo era el incapaz de sentir, ahora hasta puedo describir lo que siento. Creo que es un avance. Mientras lloraba en el coche pensé: «Ya me ha roto esta hija de puta…». Tardé poco en sacarlo de mi mente. Es para mejor, voy a estar mejor, ya estás mejor.

Las niñas hace rato que duermen. Yo voy a enviar una respuesta que tengo pendiente hace tiempo y me voy a la cama.

Buenas noches mis viditas.

Mail escrito por la madre de la escuela el 04/12/19:

«Hola [Mi nombre]:

Ayer me acordé de ti. De repente, te vi en el acto para recaudar fondos de la escuela con tu cámara al cuello, recogiendo esas bellas instantáneas para la posteridad, especialmente, las lindas expresiones y caritas de tus hijas y del resto de niños y niñas de la escuela. Así te vi, recorriendo los puestos con tus niñas, solo también, intercambiando con algún padre o madre… y con una sonrisa, “indiferente” ante otro acto de ese tipo en esta situación de separación, pues ya tú eres consciente de que esa situación te ha conducido a una diferente, la del encuentro contigo mismo; de ahí tu sonrisa, externa o interna.

Lo sé, es posible que ni siquiera hayas ido… como nosotros.

Después de estas semanas que han pasado desde que me escribiste, no sé en qué proceso estarás, qué emociones estarás sintiendo, por qué caminos te habrá llevado tu mente –a no ser que ya no la dejes controlarte… ¡eso sí que sería un logro!–. Tienes razón, el cambio en ti ha sido grande, muy grande y, si lo piensas bien, en muy poco tiempo.

Ayer comenzó el ADVIENTO, la primera vela ya se encendió. Espero que en estas semanas que conducen a la Navidad, este proceso acelerado de cambios emocionales, mentales, incluso físicos,… esa montaña rusa por la que te has ido deslizando sin parar, todo ello contribuya a que en las fiestas navideñas la serenidad sea lo que predomine, que esa vida como padre te dé tantas fuerzas, tanta alegría, que no te permita desfallecer, sino todo lo contrario, que, en compañía física de tus niñas del alma o con ese amor y luz guiando tu vida en la distancia, tu presencia paternal te proteja incluso a ti. De ese modo, las otras dos vidas de las que me hablas se podrán recomponer mejor.

Cuánto me alegra saber que tu círculo de amistades se haya ido ampliando, especialmente porque noto que te sientes a gusto, querido, … que le importas a alguien y que a ti también te importan. Ese intercambio de energía te permitirá volver a sintonizarte con el universo, a creer en las personas, a creer en ti… Sí, eres tú el que les has abierto la puerta… Aprovecha cada instante, cada oportunidad…

Desprenderte de tu antigua coraza es un acto heroico y te deja en una situación ventajosa, ahora eres –o casi- tú mismo, eres transparente y, como decía mi hermano, ¿quién te puede hacer daño cuando no llevas armadura? Nadie.

No sé si habrás ido o irás (no estoy al tanto de las fechas de la escuela) a la espiral de adviento… Si quisiste ir, pero no pudiste (o no puedes)… cierra los ojos y visualízate haciéndola, sobre todo recibiendo la intensidad de esa luz mágica y poderosa que ilumina nuestro interior, que nos reconecta con la Fuente Divina, que nos reconforta porque nos recuerda que tenemos un refugio, un hogar que nos acoge, al que es más fácil acceder de lo que nos imaginamos.

Una vez ayudé a [Directora del cole] a recoger la antigua sala de actos después de la espiral… Fue toda una experiencia: ir recogiendo las ramas de brezo y hacer la espiral al mismo tiempo… Bueno, tal vez soy muy soñadora, ingenua… A mí me encantó. Esa fue mi espiral ese año.

Sí, fue al releer tu correo que conecté la espiral de Adviento con la “espiral ascendente” de la que te habla tu terapeuta. Mi hermano también me hablaba de la “espiral” y me decía que siempre había cambios porque, aunque nos pareciera que estábamos cayendo en el mismo error, no era exactamente igual… y me la dibujaba…

[…]

Bueno, [Mi nombre], ¿qué puedo añadir? Creo que tu vida te va marcando el camino a seguir, que tu amor y luz, es decir, tus dos hijas, te van acompañando y haciéndote el proceso más bello, aunque más doloroso en algunas ocasiones, que te estás forjando para sacar a la luz la esencia que guardas en tu interior y que ya te estás atreviendo a compartir. Disfruta de esos momentos, los recordarás de otra manera, aunque ahora te parezca imposible.

Un fuerte abrazo y hasta la próxima,

[Su nombre]«

Mi respuesta enviada en la madrugada del 14/01/20:

«

Hola [Su nombre],

Feliz año nuevo… Ha pasado mucho tiempo desde la recepción de tu mail, más de un mes. Bueno hoy es el día en que te lo voy a responder. Puede que, como de costumbre, no sea el día más adecuado o tal vez sí.

Sí que pasé por el acto de la escuela, no tenía a las niñas y la única razón de ir fue verlas. Les había prometido pasarme y así lo hice. No estuve mucho. Tenía otros compromisos pero ver a Alba tirando de la mano de la pareja de Ágara me hizo retirarme antes de lo que yo mismo esperaba. Fue mi primer encuentro con él, alguna vez tenía que producirse. Esa imagen de Alba me acompañó durante algunos días.

Mi camino actual se divide en tres vidas como te había contado: la que tengo con mis hijas, la que intento construir y la que tengo como hombre. Tres en una pero que intento mantener separadas, al menos las dos últimas de la primera. Desde luego es esa la que impulsa el resto. Mi mente todavía me controla en ocasiones, me queda mucho trabajo en este sentido, pero ya sé por donde encaminarla para que, al menos, sea beneficioso si no soy capaz de cortarlo.

¿Qué tal han sido tus fiestas? Las mías han sido diferentes pero buenas. He contado con las niñas en noche buena y la víspera de Reyes. En fin de año trabajé con lo que no se me hizo tan cuesta arriba. En general han sido buenas para las niñas que es lo importante.

Mi círculo continúa ampliándose, incluso tengo una persona que me acompaña desde hace algún tiempo. Cada uno con su vida, responsabilidades y prioridades pero acompañándonos. Coincidimos en mucho lo que lo hace muy fácil al entendernos perfectamente. También compartimos las prioridades, en mi caso dos, lo que hace que cada uno sepa que es lo primero para el otro.

Entiendo lo que decía tu hermano pero me siento vulnerable al estar sin coraza. Solo doy una cara y la muestro al completo, poca gente actúa así. No lo cambio, no quiero cambiarlo, he dejado muchas cosas atrás pero en ocasiones me siento vulnerable en un mar de «tiburones». Sé que dan igual los actos, lo que importa es como deje que me afecten. Una cosa es saberlo y otra lograrlo.

Hoy en concreto he permitido que me afectasen o tal vez no, simplemente me he expresado con lo que siento. El siguiente día al de Reyes que estuve con las niñas me sorprendieron con un regalo que me habían dejado en casa de su madre. Ese día logré «zafarme» y regresó con las niñas. Contacté con su madre para que lo devolviese pero el regalo volvió a casa. Ahí le expliqué a Aroha que un regalo se podía rechazar y que este lo rechazaba. Volví a contactar con Ágara y le pedí que no lo enviase de nuevo, hoy he tenido respuesta (sólo hablamos por Whatssap).

Según ella sólo pretendía que las niñas viesen que se me tiene en cuenta en casa de su madre además de solicitarme una relación más cordial por la salud mental de las niñas. Yo no puedo, se lo he explicado, la mejor forma de describir lo que siento por ella ahora mismo es decir Asco. Es triste después de todo lo vivido pero no mandamos sobre lo que sentimos. Ahora mismo no soy capaz de ofrecer una relación más cordial y eso que considero que no tenemos mala relación. No es ni buena ni mala, nos respetamos y nos ocupamos de las niñas. No quiero nada más que eso. Como le he dicho «lo único que quiero de ti es el bienestar de las niñas.» En un futuro ya veremos pero de momento no puedo.

En cierta forma me ha hecho gracia recordar cuando era yo quien buscaba esa buena relación al principio de toda esta situación y me encontraba con una pared del otro lado. Le he preguntado si recordaba cuales fueron sus respuestas y le he pedido que las aceptase ella por el momento.

«Triste después de todo lo vivido», esas palabras que le dicho me han producido el llanto después de algún tiempo. No lo he detenido, ya no lo hago, me sirve para limpiar.

No fui a la preparación del adviento ni a otras actividades que se organizaron. No me encuentro cómodo si tengo que compartir el espacio con ella, no es una situación agradable. Creo recordar que no tenía yo a las niñas y sólo era para padres pero aún así no. Como me ha recordado ella hoy, coincidiremos en las actividades de las niñas. Y sí, así será, pero es algo diferente. Siempre tendremos el vínculo de las niñas pero para mi ese el único vínculo que permito ahora con ella.

Es curioso, no había podido trabajar bien la rabia con mi terapeuta ya que durante algún tiempo esta desapareció. El encuentro en el acto de la escuela propició que la pudiésemos trabajar y salió mucha. Todavía tengo rabia, menos pero aquí continúa. Como le repito a Ágara, y hoy le he tenido que dar la descripción del Asco, Menos es más. Conmigo lo mejor que puede hacer es alejarse por un tiempo, no sé cuanto pero menos es más. De verdad que me gustaría una mejor relación con ella pero por el momento no puedo y si la pretendo tener en el futuro la realidad es que menos es más.

Ha llegado un momento, en la conversación de hoy, en la que ya me revolvía demasiado y se lo he dicho, este es mi último mensaje hasta mañana. He bloqueado esa línea. Tal vez eso sea controlar la mente o más bien, actuar antes de que se dispare y afecte a nuestra relación actual. Insisto, es cordial, incluso buena para como podría ser.

[…]

Mi Amor y mi Luz continúan guiándome cada día. Por suerte y en general las veo bien, tienen sus episodios pero creo que están bien. Eso me da muchas fuerzas. En efecto me acompañan. Se supone que siendo el padre soy yo quien tiene que acompañar, enseñar, educar,… la realidad no es esa. He aprendido mucho de ellas en estos meses y un solo comentario de ellas o simplemente que me vengan a visitar por la noche a mi cama tiene la capacidad de alegrarme todo el día. Ellas son las que me acompañan a mi. Durante el trabajo con la terapeuta le dimos un vistazo al [Mi nombre] de la separación y yo no estaba seguro de si había tocado fondo. Mi terapeuta me dijo que sí y de no haber sido otro mi carácter habría estado un tiempo tirado en una cama sin saber reaccionar. Yo no estoy seguro que fuese mi carácter, ahora mismo pienso que fueron ellas. El impulso de no verlas mal, de continuar con su vida «sin cambios», eso fue lo que me permitió reaccionar. Incluso en lo más negro fueron ellas las que me sacaron.

[Su nombre], hoy te he utilizado para descargar, lo siento. Llevaba tiempo pensando en responder y ha sido después de vomitar todo lo de hoy en mi diario cuando lo he hecho. De verdad que lo siento. Estoy bien, cada día mejor. Dándome cuenta de que existe futuro y viviendo el presente con muchas ganas. Haciendo planes con mis hijas, viviendo cada momento con mucha confianza, alegría y risas, muchas risas. No hace mucho Aroha me pidió sujetadores. No tiene nada que sujetar pero ha sido toda una experiencia. La única tarea pesada que tengo es la ropa pero hasta a eso le he encontrado la gracia.

Por otro lada ahora tengo un apoyo más, no sé durante cuanto tiempo ni de que forma pero si sé que en este momento me aporta y con eso me quedo.

Muchas gracias a ti también por estar [Su nombre]. Te mando un besote.

[Mi nombre]«

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