05 de Enero de 2020

15:49. Víspera de Reyes, en un rato salimos para asistir a la cabalgata que se realiza en la Capital de la provincia. Será la primera vez que mis hijas asistan, habitualmente disfrutábamos de la que se realiza, por la mañana, en un pueblo cercano.

Este año también hemos asistido a esta última. Es mucho más pequeña pero, desde mi punto de vista, mejor para los niños al ser más familiar y  poder pasar todos los niños por los respectivos Reyes Magos al finalizar la misma. Hoy ha sido diferente, nosotros éramos diferentes, pero a esto llegaré luego.

El día 2 recogí a las niñas en casa de su madre. Salieron solas y posteriormente fueron ellas quienes me dijeron que su madre estaba trabajando y ellas habían pasado la mañana con su abuelo y con la pareja de su madre. Por un lado me alegré, por otro no me hizo gracias. Sus decisiones y su realidad

He podido pasar unos días muy buenos con las niñas. La tarde del primero la pasamos con actividades artísticas en casa y la segunda entre la casa de mis padres y el rocódromo. Finalizamos ese día merendando y dando un paseo con mis padres.

Para la tarde de ayer teníamos previsto volver a ir a patinar sobre hielo, nos acompañaría Alicia. Ella ha caído en manos de la gripe y no tenía el cuerpo para eso. Pensamos en posponerlo y mientras almorzaba con las niñas planeábamos un nuevo plan para la tarde, la noche la teníamos cerrada con mis vecinos, cenaríamos juntos.

Las niñas me preguntaron si Anabel y su hijo vendrían también a cenar. Les dije que no ya que su hijo estaba estos días con su padre.  Comenzaron a preguntarme por ella y sobre cuando habíamos hablado por última vez. Yo no les mentí, les conté parte de lo que había hablado con ella esa mañana. Anabel me había preguntado sobre la posibilidad de quedar esa tarde y yo le había explicado que estaba con las niñas. También le comenté que me agradaba  que fuese ella la que estuviese buscando «el hueco» para poder vernos y tomar algo.

A las niñas sólo les dije que ella  me había preguntado si podíamos tomar un café pero le había respondido que estaba con ellas y no podía ser. Ahí llego la sorpresa para mi:

¿Y por qué no le dices que se venga papá?.—pregunto Aroha.

— ¿Ustedes quieren pasar la tarde con Anabel?.

Sí papá, así también te diviertes tú.—respondió Alba.

—Yo me divierto mucho con ustedes pero si quieren le puedo explicar nuestros planes y que se sume si le apetece.

Sabía, por la hora, que ella estaría a punto de salir de trabajar. Le expliqué lo ocurrido:

«Mira. Mis hijas dicen que porqué no te vienes…. Palabras textuales de mi hija pequeña… <<para que tú te diviertas papá>>

Le comenté sobre nuestros planes y también le ofrecí que viniese directamente, que comiese en casa.

Finalicé el mensaje con un: «Menudo compromiso en el que te pongo. 😉 😉 «

Tardó casi 2 minutos en responder después de leerlo. Yo creo que habría tardado más en la misma situación. Finalmente aceptó.

Pasamos la tarde juntos compartiendo actividades con las niñas. También se sumó a la cena con los vecinos, fueron ellos quienes nos presentaron. Ha sido interesante.

Hoy me he levantado preguntándome si ha sido lo adecuado. Terminé diciéndome que ya estaba hecho y ya veremos si repetimos o no. Sé que, sin haberlo planeado, es un gran paso para ambos. No sabemos a donde vamos, no hemos hecho nada pero sí, acabo de mezclar a mis hijas en esto, aunque sea una forma tan leve.

El plan para hoy era simple: Cabalgata por la mañana, Cabalgata por la tarde y a dormir  para esperar la mañana de Reyes. Hemos comido en casa de mis padres y también dormiremos aquí, junto con mis hermanos y cuñadas.

Esta mañana, al llegar la pueblo vecino para la primera Cabalgata, las niñas recibieron un audio de su madre. Se lo puse mientras nos acercábamos caminando a la calle del evento. Les preguntaba si asistirían a la Cabalgata, pensé que se refería a la de la tarde.

[Dejé de escribir para asistir a la Cabalgata de la Capital de nuestra Provincia. Continúo en la madrugada del día 6, ya todo está listo para cuando las niñas despierten.]

Al llegar a la zona nos cruzamos con unos vecinos que me saludaron con cara de extrañados. No tardé en descubrir a que se debía. Al acercanos a la que fuese nuestra posición habitual años atrás vi a Ágara de espaldas. La verdad es que fue una sorpresa no agradable. Me dio la impresión de que buscaba a alguien en la zona inferior. La seguí un momento con la vista mientras las niñas tiraban de mi para continuar caminando hasta ese lugar. Ágara se detuvo junto a su pareja y el hijo de este.

Convencí a las niñas para quedarnos en ese punto y rato después nos alejamos un poco más. Los pude ver desde donde nos situamos, creo que él nos vio, estoy casi seguro. Temía que a Ágara se le ocurriese acercarse para saludar a las niñas. Imaginaba que de ser así las niñas querrían compartir tiempo con ellos. Menudo panorama 3 adultos tensos como cuerdas de piano y 3 niños ilusionados y, tal vez, jugando juntos.

Eso no se produjo y ya me ocupé yo de no estar cerca hasta el momento de irnos a situar en la cola para que los niños se sentasen con el Rey Mago de su elección.

Igual no nos vieron, tal vez ambos nos evitamos. Una vez pasaron los Reyes por delante de nosotros ya no los volvía ver.

«¡Qué te aproveche mi vida!«, fue lo que pensé para su pareja y «¡Qué poca vergüenza!» para ella. Podrían haber ido a otra Cabalgata de las muchas que hay por la zona.

Este encuentro me marcó para gran parte del día. He estado decaído por un lado e ilusionado por otro, por el de mis hijas.

Asistimos a la Cabalgata de la Capital con mi madre y hermana. Ha estado muy bien, es mucho más espectacular que la matutina pero en esta no pueden estar tan cerca de los Reyes. Creo que mantendré esta dinámica  en el futuro aunque puede que varíe el lugar de la Cabalgata mañanera.

He recordado un poco de «la conversación» que mantuve con Ágara la noche anterior. Me había avisado para hablar con las niñas. Se lo dije a estas justo antes de bajar a casa de los vecinos para que lo hicieran en casa, me indicaron que mejor para más tarde. Una hora después Ágara «me dio un toque» por lo que le expliqué lo ocurrido pero si quería se las ponía ya. Se lo había recordado varias veces a las niñas pero estas no habían querido hablar.

En ese momento ella comenzó a decirme que no era necesario, que procediese según el deseo de las niñas y  mi disponibilidad. También me indicaba que entendía la situación ya que había estado en ella, que era sábado, etc,.. Todo esto quedó sin respuesta por mi parte.

Hoy le he comunicado, antes de ir a dormir a las niñas, que dormirían en casa de mis padres. Imagino que al hablar hoy con las niñas y verlas aquí con el pijama lo habrá intuido. Esto, para mi, no quita que se lo diga como hemos acordado.

Cuando me he levantado, con las niñas dormidas, para ayudar a mi hermana con «los preparativos», me he encontrado con un mensaje de Ágara.

«Ya duermen?»

Me lo había enviado pocos minutos antes de yo leerlo, también ha quedado sin respuesta y he puesto el teléfono en modo avión. No me apetecía contestarle o tal vez prefería no saber que podía querer decirme, este mensaje fue mediante el número que utilizamos para nuestra comunicación y no de las niñas.

Mañana, en realidad ya hoy, se las entregaré a las 16:00. He quedado con Anabel para después y posteriormente nuevo turno de trabajo de 24 horas.

El último día que escribí no me centré mucho en mi sentir. Hoy, aunque es un día diferente a cuando comencé a escribir esta entrada, tengo la necesidad de recogerlo:

He estado triste por momentos, por mi y por Ágara. Si nos ha visto no ha tenido que ser fácil mantenerse alejada. Para mi es otra forma más «de pagar» que tiene asumir. No me siento bien pero ¿Cúal tendría que haber sido la escena? ¿3 niños, tal vez jugando, y 3 adultos sin mirarse?. Yo en su caso, aún sin tener que cuidar nada (no digo que ella lo tenga que hacer), no me habría acercado. No hubiese querido romper ese momento. Ella no se ha acercado pero por lo que veo continúa con su vida anterior como si nada,… en fin.

La realidad es que esta tristeza me ha acompañado desde la mañana pero no era por mi. Era por mis hijas, por lo que les pueda suponer todos estos cambios. Luego son ellas las que me van demostrando la normalidad de todo esto y que en realidad no ocurre nada. También es cierto que me he levantado con cierto dolor de cabeza, pero esto no es escusa.

Después del encuentro, como he indicado, he estado decaído. Sin embargo, ahora mismo me encuentro bien. Creo que tiene que ver con la conversación que se ha dado en mi mente, durante la ducha antes de volver a escribir, y que nunca existirá. En ella Ágara se disculpaba conmigo después de su último mensaje.

He visto claramente donde no quería volver, puede que por venganza o porque no crea en ese supuesto arrepentimiento. Para mi es cada vez más cierto que no sabe vivir sola y esa situación sólo se produciría si «me necesitara» como «nuevo» soporte. Eso no ocurrirá de nuevo, lo tengo claro.

Darme cuenta de esto me ha devuelto a mi estado de paz y tranquilidad, puede que incluso alegría. También ha traído a mi mente el encuentro, fortuito, que tuvimos el día 4. Caminaba con las niñas por nuestro municipio y en un cruce  he visto acercarse al coche de Ágara. He sido yo el que ha avisado a las niñas para que saludasen a su madre. Ella incluso se bajó del coche para abrazarlas al darse cuenta. Creo que fue la primera vez que mi semblante no cambió a una expresión de asco. Ayer si lo hizo.

Pequeños pasos imagino.

Me voy a la cama para esperar el momento en el que se despierten las niñas. Las quiero mucho mis viditas. Espero que disfruten mucho el día de mañana a mi lado y luego junto a mamá.

P.D. Escribir ese «mamá» final ha traído el nudo a mi garganta por unos segundos.

P.D. 2. Volver  leer ese «mamá» final hoy, 26 de enero (momento en el que subo la entrada al blog), ha vuelto a traer el nudo a mi garganta.

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