17:08. Continuamos recorriendo el camino, me sigue acompañando la paz y la tranquilidad. En algunos momentos todo parece un mal sueño del que acabo de despertar. No olvido, no reniego de mi pasado ni de todo lo ocurrido pero esa es la sensación.
En el día de hoy no tengo mucho que relatar sobre mis acontecimientos. Podría poner bastante pero ese no es mi camino y ya quedó fuera de este diario.
Me habría gustado mucho escribir anoche pero el cansancio no me lo permitió. Pensaba dividirlo en dos partes, mi estado emocional y mi camino pero ahora me doy cuenta de que, actualmente, ambos son los mismo.
Comenzaré con dos echos ocurridos ayer que para mi han sido relevantes. El primero justo antes de recoger a las niñas en el cole done mantuve una pequeña conversación con otro padre. Comenzó diciéndome «lo bien que me veía y la alegría que le daba verme tan enérgico», esas fueron sus palabras exactas. Sólo pude darle las gracias y reconocerle que me encontraba realmente bien. Soy consciente de que comienzo a ser persona, empiezo a «sacar la cabeza» de este agujero en el que caí. Cuando me hizo ese comentario le primer pensamiento que me vino fue: «Y mejor que me vas a ver«. Hablamos un poquito más al respecto pero tal vez, de lo hablado, esto es lo más relevante.
Por la tarde nos acercamos a casa de mis padres. Allí me encontré con una foto mía de hace un año aproximadamente. Es extraño verme en alguna foto ya que suelo o solía estar estar detrás de la cámara. En la celebración del pasado fin de semana hubo cierta sorpresa al ver una foto mía de poco antes de la separación. Se trataba de una foto en grupo en mi lugar de trabajo y digamos que les fue un poco complicado encontrarme. En la foto de casa de mis padres estaba solo y en primer plano. Con el móvil le saqué un foto, pensaba enviársela a Anabel. En ese momento fue mi hija Aroha la que me habló:
— Estás mucho mejor ahora papá.
—Sí cariño, más delgado ¿verdad?.
— Sí papa, pero no digo eso. Ahora estás mucho más sonriente.
Aroha tiene la capacidad de emocionarme con los gestos más pequeños y simples. Me arrodillé a su lado para darle las gracias, un gran abrazo y un beso.
Con estos dos «encuentros» he tenido el ego por las nubes todo ese día y la mayor parte del de hoy.
Con Ágara he mantenido algún intercambio de mensajes respecto a las niñas. Algún comentario de los que me «ha colado» creo que sobraba pero yo estoy en «por un oído me entra y por el otro me sale». Con ella soy el funcional, a lo que voy y no me cuentes nada más.
Probablemente vea a Anabel el próximo domingo por la tarde. Hemos mantenido varias conversaciones que me permiten continuar conociéndola. Muchas veces me sorprendo a mi mismo por lo que le cuento y por como lo hago. De como me defino con esas palabras que expreso sin planteármelas, casi como las que vuelco en este diario. Es cierto que lo que aquí escribo pasa por dos revisiones antes de ser publicado en el blog, además «de dormir» durante 2 meses. Lo que le envío a ella ya no tiene marcha atrás. También he hablado con ella sobre esto:
«[…] digo lo que siento, sea lo que sea, y eso puede ser una desventaja. Al menos lo veía de esa forma hace algún tiempo. Bueno todos cambiamos y para mi creo que ha sido a mejor.
La desventaja la veo en que voy completamente expuesto. En cierta forma me hace sentir vulnerable. Hace algún tiempo no te habría dicho ni la mitad de las cosas que te he dicho.»
Puede que ese sea mi ejercicio terapéutico no marcado. Expresar todo lo que siento cuando así me viene. No es con todo el mundo pero si con una amplia mayoría.
Por ejemplo, ayer por la mañana, le envié un pequeño mensaje a Anabel. Además de lo que le quería comentar le dije que tenía muchas ganas de abrazarla, lo que sentía en ese momento. Me agradeció el comentario y también me volvió a explicar su forma de sentir y expresar en este momento de su vida. Mi respuesta fue clara:
«Yo ya te dije que no me iba a callar nada, espero que no te incomode. Sé en que punto estamos y no espero nada por lo que cada uno a su ritmo y siempre que le apetezca aceptar el del otro. 😘 😘»
Tratamos también nuestros estados emocionales actuales. Yo le fui completamente sincero:
«[…] En algún momento me pregunté si tú tendrías que ver en ese estado. Llegue a la conclusión de que un poco sí pero no era tu llegada la que me llevaba a ese estado. Es el estado que he alcanzado el que, por decirlo de alguna forma, ha permitido que te pueda conocer. A partir de ahí tu presencia ayuda a que esté aún mejor. Es lo que hablamos, no te necesito para ser feliz pero es genial que estés aquí […]
Llegaste y te busqué o te permití entrar o lo que fuese porque ya estaba listo. No estuve listo porque tú llegases.
Ahora mismo sí, me generas mucha curiosidad, cierta ilusión por conocer a alguien nuevo con el que tengo interés de ver hasta donde se puede llegar emocionalmente. Eso sí que me suma ahora. Sabiendo donde estamos y que mañana puede ser un adiós y tan contentos, pero mientras fluya todo genial. «
Creo que es importante para mi transcribir los mensajes tal cual se los he enviado. Dicen mucho de mi estado actual y creo que no sería capaz de describirlo mejor de otra forma.
Ya lo he dicho, respecto a Anabel, ni ella ni yo sabemos a donde llegaremos. Continuamos conociéndonos muy lentamente, sin expectativas ni planes de nada (he estado a punto de poner futuro). Nos dejamos llevar con nuestros miedos y vivencias anteriores por mochila.
Lo dejo por aquí de momento. Aroha ha finalizado su clase de escalada y ahora vamos a recoger a Alba. Está en el cumpleaños de una compañera de clase. Las quiero mis amores.