17 de Octubre de 2019

23:35. Mi estado de paz y tranquilidad continúa. Ayer pasé el día sin las niñas, las llevé a la escuela y me las entregó su madre poco después de las siete de la tarde. En cierta forma me pude dedicar a mi, saliendo a correr por la mañana, y a las niñas, realizando unas compras que tenía pendientes para ellas.

Antes de entregarme a las niñas Ágara me envió una sería de mensajes donde me relataba una conversación que había mantenido con Alba, nuestra hija pequeña. Me resultó graciosa por una respuesta que le dio la niña. Hablaban sobre lo adecuado de que la niña llevase, o no, un objeto al cole (la niña quería y ella no):

— […] y me contesta que yo no mando en casa de papá, que ella hace lo que quiere […]

Lo reconozco, me he reído mucho al leerlo. Incluso le he respondido que me parecía bueno que la niña tuviese tan clara la situación de poder en cada lugar.

En cierta forma, y sólo en cierta forma, entiendo que me comunique el fondo de esa cuestión. Expresarme tanto ya no lo comprendo tanto. Como he dicho en entradas anteriores, tal vez es ella la que pretende se transparente ahora o esté de buen rollo.

Por la noche lo hablé con mi hermana Alicia y tampoco terminaba de entenderlo. Bueno, ni eso ni otras muchas cosas. La respuesta de la niña le hizo mucha más gracia que a mi. Ella me recordó que ese mismo balance de poder fue el que les dijo Ágara a las niñas. Parece que lanzó un boomerang y ya le ha llegado de vuelta. Mi hija de 5 años pide argumentos para todo y tiene la capacidad de utilizarlo en cuanto le dan la oportunidad.

Hablamos también de otros aspectos que, aunque pertenecen al camino de Ágara, nos mantuvieron «entretenidos» un rato. Concluimos que ya estaba bien de darle importancia a ese tipo de cosas.

He podido terminar de preparar los días 12 y 14 de agosto para su publicación en el blog. Me he emocionado mucho con el día 12, por mis hijas y conmigo mismo, entendiendo la descarga que supuso para mi.

Esa entrada también provocó que mi mente volase creando dos discusiones con Ágara. En ellas le expresaba mi firme decisión de no querer ni saber absolutamente nada de ella. Las he visto pero no las he cortado, debería pero me sentí bien al expresárselo. No tenía sentido el permitirme desarrollarlas en mi mente pero por otro lado esa ha sido mi terapia, mi forma de decírselo.

Antes, en el pasado, era así para sacarlo pero «escondiéndome» de ella, hoy consiste en sacarlo para limpiarlo. Al menos yo le veo el sentido y la diferencia. Probablemente lo escriba el fin de semana y se lo envíe a mi terapeuta.

Mis gustos musicales han variado, lo hacen con mi estado emocional. En estos momentos estoy principalmente con dos canciones. Una me la mostró Anabel y la otra ha sido todo un re-descubrimiento de un clásico.

La letra de esta canción contiene unas frases que tanto a Anabel como a mi nos resultan brutales:

«Estoy en medio del que soy y del que tú quisieras. Queriendo despertar pensando como no quisiera. «

La otra es una versión de una vieja conocida. Es impresionando el cambio que le da la participación de Pablo Alborán.

Alguna más tengo como:

  • El Adivino, de Abel Pintos. Descubrimiento que hice gracias a Camilú. Fue ella también la que me «presentó» hace ya algún tiempo Ojalá, de Beret.
  • O el último de hoy: Adrián Campos, youtuber al que seguía por sus tutoriales de guitarra y del que he descubierto sus canciones hoy.
¿A dónde voy con todo esto? Hoy mi hija me ha pedido escuchar la canción Baila la Pena, de Macaco, de las primeras en todo mi proceso.Al buscarla en las carpetas de música que tengo en el coche me he dado cuenta de «mi recorrido» musical durante estos meses. Llevo cuatro carpetas diferentes en seis meses, esa canción la he buscado en la primera de todas. También escuchamos Despacito, Luis Fonsi, o Suavemente, Elvis Crespo, en la misma carpeta que Baila la pena. Mi última carpeta se llama Anabel, la razón es que fue en la cena o hablando con ella posteriormente donde descubrí algunas de las canciones que están en ella.
 
Me he reído al darme cuenta de todo esto. Íbamos camino a la playa ya que la tarde acompañaba, teníamos ganas de estar fuera de casa. Les he dicho a las niñas con gran alegría que esto merecía estar en el diario.
 
También se lo he dicho a Arantza, la seguidora del Troglodita. Se dedica a la música y en forma de broma le he enviado el siguiente mensaje: «Seguro que tú sabrás apreciar que ya no escucho tanto Reggaeton».
 
Ha sido un gran día, mañana de escalada y tarde de niñas. Las horas no nos llegan para todo lo que nos gustaría.
 
Había hablado con las niñas de que podrían dormir conmigo mañana o cualquier noche que ellas necesitaran «visitarme». Me han preguntado si, además de mañana, también podría ser hoy. Les he respondido que por supuesto, reconozco que para mi es una alegría cada vez que una de ellas me visita de madrugada.
 
He hablado un poquito con Anabel. A veces me desconcierta, no sé si nos estamos conociendo, tenemos un poquito más o simplemente somos simples conocidos. Le había planteado la posibilidad de volver a vernos mañana por la mañana y no me había respondido nada. Estaba a punto de preguntarle al respecto, decirle que no sabía que pensar, cuando ha sido ella la que lo ha sacado. Yo no quiero correr pero le he dicho la verdad:
 
Me vale con que te apetezca quedar, sea posible luego o no. No puedo ser más claro…
—Siiiiiiiiiiiiiii—fue su respuesta.
 
No sé si llegaremos a algo más que amigos pero me apetece mucho averiguarlo. Sin embargo, a veces tengo miedo de que ella pueda estar jugando, creo que no pero todavía no la conozco hasta ese punto. En otras ocasiones me digo a mi mismo que debería ser yo el que estuviese poniendo el freno continuamente.
 
En cierta forma es como si estuviese ansioso por sentir y por otro lado me dijese ¿Con la primera a la que te acercas? ¿Se trata de despecho? ¿Estás dispuesto a que te vuelvan a hacer daño?…. Esta es «mi relación» interna con Anabel.
 
Tal vez debería de dar algún detalle más: me pasa 5 años. En mi mente permanecen sus ojos clavados cuando, el día que nos conocimos, dijo su año de nacimiento. Me dio la impresión de que quería comprobar mi reacción. Tiene un hijo de la edad de Aroha. Lleva dos años y unos meses separada, con una experiencia similar a la mía. Su vida está «hecha», la ha construido en estos dos años y está contenta con ella. A veces pienso, creo que ella también, que nos hemos cruzado para «movérsela».
 
01:37 del día 18. Acabo de hablar con ella. No sé con que quedarme. Tiene miedo o no quiero salir de su zona de confort. Hemos hablado mucho, en mi caso y como de costumbre, desde  las tripas y sin filtro. Soy claro, probablemente demasiado. Nos estamos conociendo pero yo voy con desventaja, abierto, con miedo pero sin ocultar nada. En cierta forma ella tampoco:
 
—Yo si sigo siendo tímida, es un escudo y me refugio en mi mundo…
—¿Y vas a salir de tu mundo?—le pregunté
—No creo.—fue su respuesta
—Por lo menos sabemos de donde parte cada uno.
 
Ya veremos mañana, cuando nos veamos, por donde nos lleva la conversación.
 
Subo con mis amores. Buenas noches mis viditas.
 

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