09:48. Me repito a mi mismo que no puedo continuar así. Que debería hacer lo contrario de lo que leo y me dicen. Sé que cada uno tiene su tiempo y estoy dentro «de lo normal». Sin embargo no me gusta:
- Que ella esté presente.
- Que cualquier cosa que venga de ella me moleste.
- Considerar que estoy estancado aunque todos me digan que no es así.
- «Esconderme» de mis hijas cuando hablan con su madre por mi propio bienestar.
- Estar atengo a los movimientos de la cámara del móvil cuando hablo con mis hijas «por si veo algo».
- Revisar al detalle lo que me envía y siempre darle la vuelta para poner la separación como origen de todo.
- …
Me gustaría dejar que viviese. Sé que lo hace, me refiero a que me gustaría no estar pendiente de su vida. Reconozco que lo estoy y la única manera de evitarlo es esconderme.
Por desgracia solo veo una manera para lograr todo esto de forma automática y es colocarme una máscara. Una gran coraza que no me permita ver lo que estoy sintiendo, que no lo deje salir. Sería engañarme a mi mismo si lo que pretendo es que no entre.
Eso, en cierta forma, sería volver a lo de antes y me niego. Ese ya no soy yo. Quiero cambiar, evolucionar, y el único camino es sentir todo esto. Ir avanzando pasito a pasito aunque yo mismo no sea capaz de ver que lo estoy haciendo.
Cuando ayer redactaba el mail para esa madre de la escuela lo hacía mientras releía su respuesta anterior. Ella me decía lo bien que lo estaba llevando. También mi terapeuta me había dicho en su momento «lo tranquilo» que estaba siendo este proceso; «de foto, sin ninguna pelea, mal gesto,…».
Lo reconocí en el mail, no lo llevo bien. Nos acercamos al medio año, ¡Medio Año!, 6 meses ya. No estoy como hace meses pero no lo llevo bien.
Hace unos días hablé con el padre del cumpleaños al que fueron mis hijas el domingo. Sé que mis hijas estuvieron acompañadas por la pareja de mi ex y su hijo. Lo sabía antes que las niñas, no tenía dudas de que sería así. Mi ex me envió varias fotos y videos del evento. O bien su «pericia» con el móvil o su nula preocupación me permitieron ver más de lo necesario. Este padre me reconocía que se «habían pasado» por allí. Además me dijo una frase que todavía hoy me da vueltas en la cabeza.
—Te aseguro que tus hijas lo pasaron bien… Con su madre.
Puede que lo pusiera en una situación incómoda. No era mi intención y así se lo haré saber, pero en persona. No es eso a lo que le doy vueltas. Esa frase me hace pensar si estaré siendo injusto con ella, me produce dudas. Con otros echos no las tengo y creo que se ha equivocado profundamente pero si hago una visión global tengo dudas. Sentimientos encontrados me temo.
Todo esto me hace ver que le doy vueltas una y otra vez a lo mismo llevándome al inicio de esta entrada. Es un bucle infinito.
Creo que todo esto lo ha provocado, en parte, los mensajes que he recibido de ella informándome del estado emocional de las niñas. Voy a dejar descansar «la rueda» o por lo menos a intentarlo.
10:29. Me he puesto a leer el libro de El buen amor en la pareja y me he encontrado con lo siguiente:
«Pero cada mañana podemos levantarnos y decir: […] o también: ‘Puesto que he sido herido y he podido superarlo, no necesito nuevas armaduras, puedo abrir más fácilmente mi corazón’. A lo único que debemos renunciar es a sacarle partido a nuestro sufrimiento. Caminar hacia la vida es una decisión que requiere fuerzas para dejar atrás nuestro dolor, requiere renunciar a los beneficios que obtenemos de nuestras heridas.»