12 de Agosto de 2019 – Mi Verdad

11:22. El karma, nunca he creído en ello, y no lo hago, pero tengo un pensamiento recurrente desde hace tiempo. Simplemente veo la realidad y me digo ¿Cuánto tiempo lleva el karma cumpliéndose?.

Comparo nuestras dos realidades, la de mi ex y la mía. Me sonrío. En mi caso continuo en mi casa, mantengo mi trabajo (en realidad tengo categoría de funcionario), tengo a mis hijas (en tiempo parcial, es cierto) y, por último, me he quitado un cáncamo de encima. Si ella lee esto no le va a gustar ese nombre pero creo que no lo hará nunca. Además, desde que se fue ha tenido que hacerse cargo, por fin, de sus responsabilidades económicas. Podemos decir que mi poder adquisitivo ha aumentado al disminuir los gastos.

Al mirar su lado: menos de 1 año de vida laborar reconocida, dependiendo de sus padres y familia, sin una entrada económica constante o segura,… Lo reconozco, fue muy valiente para irse con «una mano delante y otra detrás».

Estas son nuestra realidades hoy pero no la voy a poner como heroína por una sencilla razón: no sé durante cuantos años estuvo conmigo por su miedo al exterior o por una estabilidad económica. Esto último no es cosa mía, fueron sus palabras al despedirse de su actual pareja cuando teóricamente lo iba «a intentar» conmigo. Se fue sí, pero sabía que a sus hijas no les faltaría nada, bien por mi lado o bien por el de su familia.

Ella sólo necesitaba otro «ancla» a la que sujetarse. Yo ya no le servía o bien dejé de proporcionarle lo que ella demandaba y no hablo de lo emocional.

También veo las similitudes con su actual pareja.

  • Padre separado.
  • En casa de sus padres.
  • Con su hijo cuando le toca.
  • Sin trabajo estable,..

Tienen mucho que compartir, lo tengo claro. De echo  ayer mi hija me comentaba el plan para hoy. Ir a la casa de la abuela de [nombre del hijo de su pareja].

Al llegar hoy ya traía tres sillitas elevadoras en el coche, creo que va a ir a buscar al hijo de su pareja donde su madre. Cuatro meses separados,  a veces pienso si realmente esta relación no viene de mucho más atrás. La verdad es que ya no importa y si lo hace, a veces me asalta esa duda.

Nuestro encuentro de hoy genial, ni una palabra, ni una mirada. Ahora, mientras escribo, estamos hablando por Whatssap. Por mi parte mejor así. Ya le he hecho su transferencia de vuelta, me ha dado las gracias y yo le he recordado que yo no juego con su dinero. A partir de ahí cosas de las niñas. Imagino que le hará la misma gracia que a mi enviar fotos pero, al igual que yo, es la forma de no dejar de recibirlas cuando no las tenemos.

Acabo de tener la «terrible» tentación de decirle un par de cosas respecto a lo que ha hablado con las niñas, no para informarla precisamente. Luego he pensado en cortar la comunicación pidiéndole que no fuésemos hipócritas y, hasta la próxima novedad, nos limitásemos a las niñas. Finalmente paso de ella, va  a ser lo más sano. Como le dije a mi hija:

—Estoy muy, muy enfadado con mamá y ahora prefiero no verla y no hablar con ella para no terminar discutiendo. Así puede que podamos tener una buena relación algún día cuando se me pase el enfado.

Es curioso, ella el dijo a las niñas que nos habíamos separado antes de comenzar con las discusiones. No ha funcionado muy bien su realidad paralela o, tal vez, no podía aguantar más sin el otro y se lo veía venir.

Hoy me quedo con la conversación que he tenido con mi hija pequeña. Ha sido la primera que se ha despertado hoy. Para sorpresa mía lo primero que ha hecho es despertarme, a su forma, para abrazarse a mi y acurrucarse a mi lado durante un rato mientras yo la abrazaba y la acariciaba.

—¿Con quién voy hoy papá?

—Hoy te recoge mamá cariño.—Pensaba que se alegraría, el apego es mucho.

—Yo no quiero ir como mamá.—Ante este comentario de la niña me alarmé. Me supo a gloria oírselo pero no se puede separar de su madre.

—¿No tienes ganas de verla mi amor?

—Sí, pero…—No pude sacarla de ahí.

—Claro mi vida. Estás tan a gusto aquí que no te quieres ir.—Le dije rato después refiriéndome al abrazo. Ella afirmó con su cabeza.

Con eso me quedo hoy.

Sólo pasaré una noche sin ellas. Se lo dije  también a la niña, no sé si habrá servido para dejarla tranquila. Que quede claro, le he dicho que ella tenía que estar con mamá, las dos se echan de menos y es necesario compartir el tiempo. Yo no quiero separar a las niñas de su madre. Si la situación, de todo lo ocurrido, fuese al revés no estoy seguro de si ella hablaría en los mismo términos.

Ayer, mientras hablaba con [Nombre de mi hija mayor], le decía que lo más importante para mi eran ellas dos.

—Papá, ¿Y mamá?.—preguntó la niña

—Ella es la madre de mis hijas.

—Y por eso es importante papá.—Fue su respuesta inmediata.

—Es la madre de mis hijas.—volví a contestar.

—….—No supo que más decirme.

Rato después le dije a la niña que nunca le hablaría mal de su madre. La niña, con 8 años, mi miró y me dijo:

—Yo no quiero entrar en eso.—Ya no es tan niña, ha madurado mucho en este tiempo.

Me parece triste. Me, o mejor dicho nos, habría gustado mantener su inocencia, su camino ha sido otro.

Recuerdo que cuando me contaba sus planes con su madre hoy también le pregunté sobre la distribución de esa casa, donde vive la pareja de mi ex. Reconozco que no lo pude evitar. He confirmado que no son viviendas separadas.

Antes de responderme la niña me hizo la siguiente pregunta:

—¿De verdad quieres que te lo diga papá? Como tú decías que no querías saber nada de la vida de mamá.

Esto me hace plantearme si habré hablado de más con la niña. Creo que no, ella necesita respuestas y no ocultaciones de las que se da cuenta. Sin embargo puede que halla puesto demasiada «carga» sobre la niña. El tiempo lo dirá.

Lo que voy a hacer ahora es escribir dos cartas. Una de reproches y otra donde complete la última. Creo que evité profundizar en ese momento. Aunque no me las ha pedido se las enviaré a mi terapeuta. (Al final se quedó en una única carta que contiene a estas dos).

Que pasen un día genial mis amores. Las quiero con locura.

Las cartas:

Cuerpo del e-mail enviado a mi terapeuta donde le adjunté la carta:

Buenas tardes,

Observo mi rabia, tiende a Ira. No se si es normal o no, evito hablar con ella o encontrarme para no discutir. No me lo has pedido pero te envío una carta que he escrito. Se trata de una carta de reproches, el puzzle se va montando. También incluye algo del momento en el que me rendí, puede que fuese incluso antes. Creo que evité ir al pasado en el momento del ejercicio anterior, aunque imagino que eso también lo sospechas tú. Bueno aquí te la dejo. Un saludo.

Carta:

Hola [Su nombre],

¿Desde cuándo?¿Desde cuándo me engañas? Me refiero a las infidelidades, me refiero a estar conmigo sin amarme. Empiezo a creer que esta relación tuya llega de mucho más atrás. Creo tener la certeza de que no es así pero a día de hoy lo dudo o al menos me lo haces dudar tú. Esto no es importante y si lo es, no sé como explicarlo.

¿Fueron años, décadas a mi lado sin amor?. ¿Por tus miedos?¿Por la comodidad de una estabilidad económica?. Esto no lo digo yo, fue lo que le dijiste tú a él cuando te despediste para “intentarlo” conmigo. Él no lo entendía, te lo dijo su hermana, a día de hoy yo tampoco sé por qué de esta forma durante tanto tiempo. En tu inmenso egoísmo veo que sólo te faltaba cambiar de ancla ya que yo dejé de servirte. ¿Tal vez ya no me amoldaba tanto a tus deseos?.

Egoísta sí, porque te fuiste pensando solo en ti. Sabías perfectamente que a las niñas no les faltaría de nada, bien por mi parte o por la de tu familia. Tú ya estabas acostumbrada a vivir con poco y esperabas vivir un poco más de mi. Yo te lo propuse así pero no para que vivieras tu vida loca, para que la recondujeras. Ahí todo cambió y te pasé tus responsabilidades. “Un alto precio” ¿no era así?.

Yo me rendí hace años. No me gustaba tener que a acompañarte a [Lugar donde la acompañaba a terapia] ya estaba cansado, tal vez fue la última oportunidad que te di, sin saberlo o siendo consciente de ello. Dejábamos a la mayor en el cole y salíamos con la pequeña, te dejaba allí y me llevaba a la niña a un parque para ir a recogerte luego. No me contabas mucho de tus sesiones, se que no te gustaban, que no les veías mucho sentido, que eran cosas que ya habías hecho. Cuando decidiste no continuar yo te abandoné a tu suerte. Era la enésima vez que lo intentabas, que iniciabas algo para dejarlo. Te lo llamé una vez, “eres como una polilla, allí donde ves luz te diriges”. La pena que es que al poco tiempo esa luz no te daba lo que esperabas y la abandonas. Ya veremos lo que te dura el “nuevo” ancla, si es que es nuevo.

¿Por qué ahora puedes y antes no? Ya puedes ir con el coche a otros municipios a trabajar, ya puedes ir con las niñas a la playa en otros municipios, aunque ya sé que no vas sola. No estás bien y no me alegra. Creo que sólo es una cortina y me da miedo cuando se caiga, aunque deseo que lo haga. Es cierto, en algunos aspectos eras una carga, económica evidentemente, tener que ir contigo a tus reuniones en [Municipio cercano]. Es tu historia de Madre de Día, un trabajo sin mucho futuro, ¿Por qué tengo que ir yo?¿Por qué tengo que arrastrar a las niñas?. Tú notabas que era así, es que no lo quería ocultar, tu vida no puede seguir dependiendo de mi. Ya no lo hace je je.

Mi hermana me dice que «no escupa» para arriba. El otro día le dije que deseaba que te quedaras embarazada de nuevo. Se que si eso vuelve a ocurrir repetirás el patrón, a vivir la vida durante los primeros años, a ocuparte del niño mientras otro se ocupa del resto. Por eso no me planteaba tener otro hijo aunque a ti te diese igual si volvías a quedar embarazada, menos cuando me dejaste que estabas loca porque te bajase la regla. Bueno a decir verdad ya hacía tiempo que me habías dicho que no querías otro hijo. ¿Lo estabas decidiendo?. Ante esa posibilidad mi hermana me dijo que vendrías a buscar la seguridad y yo le dije que te dejaría a tu suerte. Ella no estaba tan segura “somos tan estúpidos que mejor no escupas para arriba”.

Sí, me rendí. Me protegí y quise proteger a las niñas. Te lo dije, no permitiré que esto afecte a las niñas. No dejaré que se pierdan cosas, si no puedes te quedarás en casa. Tal vez por eso lo de las primeras experiencias con las niñas nada más separarnos. No me daba cuenta pero cuanto nos limitabas [Su nombre], hasta que punto no me daba cuenta.

Tú estabas volcada en las niñas, no tenías otra cosa y no permitías que otros se acercaran, ni siquiera yo. ¿Dónde estaba mi hueco ahí?. Gracias ahora tengo un gran hueco con ellas, la pena es que me has dejado otras marcas.

Creo que antes de rendirme ya habíamos dejado de hablar. Yo ya hacía años que me había acostumbrado a tus lágrimas, llegó un día que me di cuenta de que ya no permitía que me afectasen. Sin embargo ahí estuve , de una u otra forma estaba para ti. Lo prometí un día, no te volvería a hacer daño como hace tantos años, aunque no te quisiera. Lo que prometo va a misa, pero no, eso no tenía nada que ver. De verdad te quería, o tal vez quería a lo que potencialmente podías ser. Creo que a esa la sigo amando. Ahora mismo lo único que me produces es rechazo, un gran rechazo.

He vuelto a hablar con las niñas, bueno con la niña. No le gusta que le pidas que me oculte cosas. No lo hace, date cuenta en que posición estás colocando a la niña. Eres muy egoísta de verdad. Tú, tú, tú y solo tú. El resto da igual. Me gusta que ya me hallas sustituido en todos los ámbitos. Ya lo has metido en casa de tus padres, a la playa con tus padres,… en breve irá también los domingos a comer, eso si no lo ha hecho ya. De verdad que me alegro, lo que rápido va rápido se consume. Disfrútalo ahora, como le dijiste a tu terapeuta, yo me monto mi castillo y si luego se me derrumba pues lo pasaré pero mientras lo habré disfrutado. Disfrútalo, tal vez tampoco tú le ves mucho recorrido o tal vez sí.

Ahora soy yo quien se lo plantea. ¿Por qué tantos años?¿Para qué? Puede que amase lo que eramos pero no te amase a ti. Sabes, anoche le dije a las niñas…; es cierto no lo sabes, la niña me habla y me pregunta a mi, súper-psicóloga de mierda. Claro, seguro que tú estás más ocupada con el hijo de tu pareja. Pues anoche les dije en medio de una conversación, donde ya es ella la que me lanza las preguntas.

– Ustedes son lo más importante para mi.

– Papá ¿Y mamá?.—me preguntó la niña.

– Ella es la madre de mis hijas

– Y por eso es importante papá

– Ella es la madre de mis hijas

– …

A esto hemos llegado, madre de mis hijas. No quiero hablar contigo, no quiero verte. Nuestros últimos dos encuentros han sido así. En el primero ni te he visto, no te he mirado a la cara. En el de hoy más de lo mismo. De verdad es mejor así y las niñas saben por qué.

– Estoy muy enfadado con mamá y prefiero no verla y no hablarle. No quiero discutir con ella, a ver si cuando se me pase el enfado podemos tener algún tipo de relación mejor que la que tenemos ahora.

¿Sabes qué me dijo [Nombre nuestra hija pequeña] esta mañana? No quería irse contigo. ¡Mi pobre niña que me pide la teta no quiere irse con su madre!. ¿Qué cojones estás haciendo? ¿Tengo que animar yo a la niña a que se marche contigo? Por suerte no ha echo falta, se lo he explicado en la cama, ella tiene que estar con los dos ya que nos necesita a ambos. Miedo me da si algún día te pasan la factura de todo esto, pero eso es algo que tendrás que solucionar tú.

[Nombre nuestra hija mayor] me pregunta y, aunque yo no quería, le he terminado diciendo que hablase contigo, no me corresponde a mi responder algunas preguntas. Si tú no lo haces lo haré yo más adelante o bien estará en el Diario para cuando lo pueda leer. Quiero pensar que tú lo harás llegado el momento. Ella entiende que el Diario es mi verdad y que tú puedes tener otra, hemos llegado al acuerdo que no lo leerá hasta los 14 años. Ya le he dicho que se podía enfadar conmigo, contigo o con ninguno de los dos al leerlo. ¿Sabes que me respondió la niña a todo esto?

Yo se que mamá me oculta muchas cosas papá. No entiendo por qué lo hace. Parece que algunas cosas quiere hablar conmigo pero luego no. Es como si no encontrase el momento.

¿Te da miedo hablar con la niña?¿No te lo permite la culpa? No, esto último no. Tú estás por encima de eso. La niña tiene ojos en la cara [Su nombre] y tú ya no te escondes. ¿Te distes cuenta? La primera pregunta que te lanzá la niña por teléfono es si estabas con él.

¿Qué nos pasó [Su nombre] ? ¿Me cansé de ti y tú de mi?¿Por qué? Continúo pensando que podríamos haber sido muy grandes [Su nombre] pero ahora no se si sería capaz de perdonarte todo esto, todos estos años de mentiras, todo lo que te aprovechaste de mi, que me separes de mis hijas, que cambiases mi vida por completo,… Te podría comparar con un parásito, por suerte ahora no chupas de mi, aunque me da la impresión de que chupas de las niñas.

Sí, son tus padres y tu hermana lo sé, y aunque no estuviesen las niñas habrían actuado de igual forma pero, con el peso de las niñas, ya ninguno tenía otra alternativa. ¿De verdad esto es lo mejor que lo pudimos hacer?

Siento rabia e ira. ¿Dónde está el amor?. Me rendí, no podía con todo, ya no más. ¿Eso nos mató? ¿Esto te hizo decir de aquí ya no saco más? Creo que han pasado 3 años, ¿3 años de buscar otro soporte, otro motor? O tal vez lo encontraste antes. Su hijo tiene 4 años pero él no «se pudo» hacer cargo. ¿En ese momento volvió a entrar en tu vida? Porque las niñas se parecen bastante a mi, si no hasta pondría en duda eso. Igual comienzo a desvariar.

Vive [Su nombre] , vivé pero soluciona tu vida. No te conviertas en una carga para tus hijas.

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