15:20. Ayer mi ex me contestó a los mensajes sobre mi propuesta de escalada, puede que lo evalúe, a ver si consigo toda la información. Por lo demás todo como de costumbre. Me dio una pequeña «clase magistral» pero intenté hacerle oídos sordos. No quiero entrar en discusiones que no nos llevarían a ninguna parte.
Por la tarde fui a yoga y después de regresar a casa salí a correr. Tenía muchas ganas de vaciarme y corrí con el único pensamiento de que quería soltar, dejarlo todo atrás. Por desgracia lo lograré cuando se produzca a su debido tiempo no por mucho que yo lo desee.
Esa noche había…
23:57. Antes he tenido que salir corriendo mientras escribía. Estaba confundido con la hora de mi sesión de terapia. Lo que pueden cambiar las cosas en muy pocas horas, pero a eso llegaremos después.
Anoche había quedado con el padre de la escuela con el que compartí día de playa esta semana. Nos vimos en un conocido restaurante de nuestro municipio. El plan era tomar unas cervezas y comer algo mientras charlábamos. El tema, evidentemente, todo lo que me ha rodeado estos meses: mi ruptura, las niñas, el blog,…
Él es seguidor habitual del blog, me lo confirmó en la playa, aunque también me dijo que no lo tenía al día ya que toda esta situación le afectó. Llegó un momento en el que, entre su propia situación personal de stress y no poder ver lo que leía desde fuera (las dos parejas manteníamos una relación de amistad), se vio obligado a dejar la lectura.
—Me encabronaba al leerlo.—fueron sus palabras exactas.
Yo traté de explicarle que le entendía perfectamente:
—El objetivo del blog es mostrar mi camino pero reconozco que en muchas de las publicaciones lo hago descargando mi mierda. Esa se va relajando en las próximas publicaciones y me intento centrar más en mi proceso.
En estos momentos ha retomado con muchas ganas la lectura. Sé que se ha dado algún «atracón».
Nuestra conversación a tocado muchos puntos de lo expuesto hasta ese momento en el blog, el día de ayer se publicó lo escrito el 1 de junio. También entramos en la situación actual, el estado emocional de mis hijas y, como no, el mío propio. El me repitió lo que me había dicho en la playa.
—Te veo mucho más tranquilo.
Sinceramente me proporciona mucha paz poder escucharlo. Veo que no es un espejismo lo que comienzo a sentir al respecto en estos momentos.
También expresó algo que en realidad yo esperaba:
—La relación que «vendían» no es la que muestras en el blog.
Es cierto, de cara «a la galería» podíamos ser considerados la pareja perfecta. Creo que a estas alturas queda claro cual era la triste realidad. Tampoco se explicarlo, vivíamos una mentira dentro pero no la reflejábamos fuera.
Ya casi terminando en el restaurante, nos faltó poco para ayudarles a echar el cierre, me dijo:
—Quiero decirte algo más del blog. Me parece un autentico canto de amor hacia tus hijas.
Esas palabras me llegaron muy profundamente. Si continúas leyendo cuando esto se publique:
—Gracias, te las di anoche pero las repito y las amplío hoy. Gracias porque a través de tus ojos he podido ver que he logrado transmitir mi preocupación y lo que siento por mis hijas sin que se vea distorsionado por todo lo que este proceso ha supuesto para mi. Gracias por estar, por acompañarme aunque sea en los breves momentos que te puedes permitir. Son mucho para mi. Gracias.
Finalizamos la noche hablando de otros temas ya más relacionados con nuestro día a día e intereses.
Me fui a casa con un muy buen «saber de boca» y me ocurrió algo curioso por el camino. Descubrí mi «nueva» canción favorita:
Pasé buena noche y he pasado muy buen día en general hasta llegar a terapia. De ahí no he salido «tan bien».
Tengo que parar aquí porque acabo de recibir un mensaje que me «ha roto». Lo copio y mañana continuaré con la sesión.
Mi amigo me ha escrito lo siguiente:
«Buenas noches. Te he tenido muy presente en el día de hoy (bueno ayer, según hora). Muchas gracias por compartir tu vida conmigo y sigo pensando que haces un gran gesto de valentía. Que te tiren de repente abajo tu vida, tu familia, tu pasado (incluso tu futuro) no es del agrado de nadie. Volver a montarlo todo de nuevo es un gran trabajo, sobre todo porque uno tiene que volver a sus orígenes, a lo esencial, a lo más sencillo, pero también a lo más sucio y despreciable de cada uno que no queremos ni ver (algo de mierda todo el mundo guarda). Este trabajo de construcción y reencuentro con uno mismo puede afrontarse, negarse o simplemente pasar por encima como cuando se camina descalzo por arena caliente. Creo que haces un gran trabajo personal, de cara, sin esquiva, valiente y responsable, esto último muy significativo con tus preciosas hijas. Me reitero: gracias por compartir tu vida conmigo, cuestionarme aspectos de mi vida y mostrarme, como te comenté ayer, una nueva historia de amor (tú contigo, tú y tus hijas, tú y tu familia).
Pásenlo muy bien en [lugar del viaje del domingo]… ah! Tranquilo que ya no ponen películas en el [medio de transporte], no lleves pañuelos. .
Buenas noches y un abrazo.»
Después de leer esto me he emocionado y todo el enfado que traía se ha convertido en paz. Le he enviado lo que acababa de escribir para él en el diario. De verdad que no tengo palabras para agradecérselo. Además, también me muestra que todo esto que escribo puede servir para que alguien se cuestione aspectos de su vida, espero que con el objetivo de crecer y mejorar. Espero verlo pronto y poder darle las gracias con un gran abrazo.
Ya no tengo ganas de plasmar la sesión de hoy. Ha sido dura y he salido enfadado con el mundo. Creo que reprimía el enfado pero ya no más. Lo dejo por aquí hoy.
Durante la tarde he podido hablar con mis hijas y estaban bien. Cansadas pero contentas e ilusionadas con el «paseo» del domingo. Buenas noches mis amores. Las amo con locura.