21 de Julio de 2019

13:43. Me acabo de dar cuenta que estoy evitando hacer el ejercicio que me pidió mi teraputa para nuestra próxima sesión. O no me apetece enfrentarme a esa nueva carta o me comienza a importar poco. Creo que estoy al 50%, no me apetece por no volver ahí en este momento que comienzo a sentirme bien. Por otro lado, al comenzar a sentirme bien empiezan a importarme menos esos momentos.

Esta mañana he tenido práctica de yoga junto al mar, en la misma arena de la playa, imagino que estoy  muy «high» en estos momentos dentro de mi montaña rusa.

Les envié un audio de buenos días a mis hijas después de la práctica, me llegó su respuesta rato después de haber llegado a casa. Parece que mi hija mayor ya está recuperada. También tenía las recomendaciones y consideraciones de su madre respecto a su completa recuperación. Le he respondido con un «dedito arriba». Ya  evaluaré yo mañana y veremos que hacemos.

También he recibido un mensaje de la mejor amiga de mi ex, en el que se ofrecía a ocuparse de las niñas si lo necesitaba. Se preocupaba por como estábamos. Le he respondido que tanto las niñas como yo nos encontrábamos en nuestros procesos pero bien. Que me conformaba con que no viniese nadie a desestabilizarlos. Le he dado las gracias por estar y le he dicho que la tenía en cuenta.

Ayer al final, después de correr, me quedé en casa, tranquilo y relajado. Pasé buena tarde y buena noche. También me acompañó la seguidora del Troglodita y, en cierta forma, establecimos unos límites. Me quedo con la parte de la conversación donde definíamos esto:

«… Esto tiene una parte positiva para los dos. A mi me hace sentirme libre el que en cualquier momento tú o yo podamos decir ¡Hasta aquí! y cortar la comunicación. Tú continuarías, yo continuaría y quedaría es un buen recuerdo. Eso es mágico en cierta forma.»

Ahora voy a atender las cuestiones del hogar pero no dejaré que pase de hoy la redacción de esa carta.

Buenas tardes mis amores. Tengo muchas ganas de volver a estar con ustedes. Me tocará conformarme con hablar por teléfono esta noche.

19:37. Llegó el momento de escribir la carta:

Querida vida mía, querida [Su nombre],

¿Por qué no lo logramos?

El día 7 de marzo te reencontraste con él, día que yo trabajaba de 24 horas y las niñas estaban en el cole ¿casualidad?. El día siguiente nos acostamos y al finalizar me dijiste que me andase con ojo, que habían otras personas por ahí. ¿Un toque de atención?¿Una advertencia velada? ¿Para qué te acostaste conmigo ese día?¿Te arrepentías de haberlo besado el día anterior?

El día 10 hablamos para intentarlo, para reflotar la relación. ¡Vamos a lograrlo! nos dijimos. Comenzamos a hablar y me quité la coraza, eras demasiado importante en mi vida para no intentarlo, para no hacerlo bien. Yo ya sabía que lo habías visto días atrás, aunque pensaba que había sido casualidad. ¡Qué estúpido fui!.

El día 12 llegue a casa, después de llevar a las niñas a la escuela, y quería hacer algo contigo. Te encontré preparándote para salir. Necesitabas airearte me dijiste pero si tenía algo planeado te quedabas. Sólo quería estar contigo pero nada concreto en mente. Le di prioridad a que te despejases y te dije que O.K., que aprovechases y que yo saldría a correr. Subí a la azotea para tender y me sorprendió que no te marchases, estabas en la calle con el coche en marcha y hablando por whatssap. Tardaste bastante por lo que comencé a sospechar. Cuando terminé con la colada salí a correr con intención de ir a la avenida, a ver si te encontraba con él y me quitaba la venda de los ojos.

No lo hice pero si comprobé donde habías ido, estabas en [nombre pueblo marítimo], en las piscinas. Quería saber si me mentirías y mientras preparaba la comida te pregunté donde estabas.

—En [nombre pueblo marítimo], en el Muelle viejo.— Esa fue tu respuesta y me mentiste.

Esa noche me contaste llorando lo ocurrido el día 7 y que hoy habías ido a [nombre pueblo marítimo], inicialmente sola. Te derrumbaste y me contaste que también habías estado con él.

No lo podía entender y te lo dije:

—Puedo entender lo del día 7 pero lo de hoy…, después de decir que lo intentábamos.

Un impulso— Me respondiste.

Aun con todo estaba dispuesto a intentarlo. No sería fácil te dije, ahora no. Ya no confiaba en ti pero lo quería intentar. Para mi merecías la pena. Ahora pienso que en realidad fuiste una cobarde. Me lo contaste para que fuese yo quien rompiese la relación, para hacértelo más fácil. No lo hice y no tuviste el valor de hacerlo tú, aunque ya sabías que no me amabas.

Tu terapeuta y tú coincidieron en que yo había sido muy maduro y razonable dada la situación. Tú me considerabas un Troglodita e imagino que nunca esperaste esa respuesta de mi. Te amaba [Su nombre], no es tan difícil de entender.

Sigo sin entender por qué no lo cortaste ahí. En mi terapia vimos que le dabas una última oportunidad por lo que habíamos sido, por lo que teníamos y habíamos construido. Yo ahora pienso que fuiste una cobarde incapaz de dar el paso.

Lo intenté, me abrí a ti, comencé a sacar para sanar sin ni siquiera saber que eso era lo que hacía, pero tú no estabas. Para ti eran ataques y de esa forma me respondías. No confiaba en ti y te espiaba. Se que no contactaste directamente con él pero tus conversaciones me confirmaban que no estabas. ¿Por qué seguías aquí [Su nombre]?.

Te presioné, quería que reaccionaras, que te dieras cuenta de que era yo. Pero no, definitivamente ya no estabas.

Llegó el 29 de marzo y comenzaste a llorar después de salir juntos a desayunar y darnos un masaje, mientras las niñas estabas en la escuela. Te lo dije claro:

—Yo necesito que me quieras a mi. Deja a un lado a las niñas, la casa, la seguridad económica,… necesito que me quieras a mi. Si no es así no me vale.

Pasamos un buen fin de semana. La noche del 31 «te busqué» pero no te encontré, pensé que estabas cansada. El día 1 te encontré llorando en el salón antes de despertar a las niñas para el cole. Ahí terminó todo, hasta ese día llegó nuestra vida juntos. Me sacaste de tu vida como a agua sucia. Cortaste cualquier lazo.

Si ya no estabas, ¿Para qué intentarlo?¿Por qué permitiste que me abriese para luego darme ese golpe?¿Querías que te hubiese dejado yo?¿Estuviste alguna vez?

Te reprocho que me engañases. Que ya no estuvieses para intentar nada y aún así me hicieras pasar por todo ese proceso. Lo hicimos y después me rompiste de igual o peor forma.

Ahora soy un persona distinta y te doy las gracias por abrirme los ojos. Ahora puedo ver en que tipo de relación estaba y comienzo a conocer a la persona que durante tantos años me acompañó. Sin embargo te sigo amando, pero veo que mi felicidad no depende de ti sino de mi.

Comienzo a ser feliz, aunque tenga que estar lejos de mis hijas, aunque ellas vivan engañadas en esta nube de buen rollo que has montado conmigo pero que en realidad no practicas.

[Nombre nuestra hija mayor] se da cuenta, no es tonta. Predicas una cosa pero actúas de otra. Cruzando el Rubicón me dijiste… Tal vez así te tranquilizas tú y evitas una sensación de culpa pero lo que está haciendo la niña es comenzar a sacar toda su tensión y pena acumuladas.

En fin [Su nombre], te deseo lo mejor y espero que nunca se te desmonté esta fantasía que creo has montado en la que me culpas de tus males y tus problemas. Me da miedo que no puedas con la realidad.

Comienzo a vivir siendo yo, (Vivir siendo yo) este es mi SanKalpa en Yoga.

Vive y se feliz.

 

21:13. Hoy, hablando con la seguidora del Troglodita, me he dado cuenta que no he escrito algo importante que ayer hablé con mi hermana. De eso he sacado algo más importante hoy. Creo que la mejor forma de ponerlo es transcribir parte de la conversación que he mantenido con esta chica.

Ella me preguntaba si, aún con todo lo ocurrido, si no existieran mis hijas, yo estaría dispuesto a ayudarla, de encontrarse mi ex en una situación complicada. Mi respuesta fue la siguiente:

«¿Sabes? Ayer le comenté a mi hermana que estaba preocupado por mi peso, no recupero y si me descuido me caeré de mi último peso más bajo, estoy muy cerca. Ella me respondió que me lo había notado pero que era normal después de salir de situaciones tóxicas. Que tal vez este era mi peso  la situación tóxica, que nos lleva a un abandono, me había hecho subir de peso.

Le respondí a mi hermana que llevaba décadas sin estar en este peso

Las que llevas en una relación tóxica—me dijo

Yo no se lo que haría si ella estuviese en una situación complicada. Para una tontería probablemente sería un no, para algo serio.. Hasta hace poco estaba dispuesto a perdonárselo todo. Ahora veo que no se trata de perdonar si no de aceptar.

La situación ha cambiado mucho. Ya no se trata de perdonar a nadie. Tenemos que perdonarnos a nosotros mismos.

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