16:33. ¿Por dónde empezar?. Aquí comienza el Tomo 3 de este diario. Las tapas son de color verde, ¿Esperanza?. Tal vez sí.
Ayer mis hijas y yo pasamos una divertida mañana de selección de ropa: grande, pequeña, no me gusta papá, etc. La verdad es que fue divertido además de poder hacer algo de sitio en su ropero y cajones.
La pequeña continuaba sin ningún tipo de reacción a las vacunas, lo sé, es pronto, pero en ese momento era el único condicionante que tenía en mente.
Fuimos a comer a casa de mis padres pero preparamos las cosas para nuestra primera acampada. Pasaron un ratito con los abuelos y a media tarde nos dirigimos al lugar elegido para esta primera experiencia de las niñas.
Se trata de una acampada «descafeinada», por así decirlo. Fuimos a un terreno propiedad de mis padres en el que, si se ofrecía, disponíamos de una pequeña casa con todos los servicios. Las niñas me ayudaron a montar la tienda, estaban muy ilusionadas. Una vez lista preparamos el interior y como comenzaba a hacer frio merendamos dentro de la tienda.
Para la cena habíamos comprado pizzas que prepararíamos en un horno de leña. Terminada la merienda en la tienda fuímos a preparar el fuego y luego dimos un paseo por los frutales. Completamos la merienda directamente de los árboles. La tarde fue genial, durante la merienda caí en la cuenta de que la última vez que había estado en la tienda, unos 20 años atrás, fue con su madre, bueno última y primera. Así se lo dije a las niñas. Cerrado este episodio nostálgico ya no volví a tenerla muy presente hasta la noche.
Cenamos bien aunque mi hija mayor comenzaba a quejarse de dolor de garganta. Tampoco comió lo habitual en ella. Le costó mucho dormirse y, de madrugada, se despertó llorando. La logré tranquilizar pero la noche no fue de descansar. Visitamos mucho el baño, bueno lo visité acompañando a las niñas. Llegue a desvelarme y ahí si estuvo presente mi ex. «Poco a poco Troglodita» me repetía.
Nos levantamos rato después del amanecer y nos fuimos paseando hasta el pueblo cercano para desayunar. Mi hija continuaba con dolor de garganta pero muy animada.
Había quedado con su madre en llevarlas a casa de sus padres sobre las 14:00 para el almuerzo, ella no estaría por trabajo. Me había ofrecido para estar esa tarde con las niñas, con la intención de llevarlas a piscina pero no fui tan explicito. Ella no me entendió o bien decidió que era a esa hora. Se lo pude aclarar más tarde pero yo ya había cerrado planes y tampoco ella me lo pidió.
Después del desayuno desmontamos todo y nos fuimos a casa. Nos duchamos, pasamos un rato juntos y salimos para dejarlas con sus abuelos. La mayor estaba un poco decaída, se lo comenté a su abuela y me despedí de las niñas.
Comí en casa de mis padres y regresé a la mía para organizar un poco antes de ir a yoga. Mi ex-suegra contactó, en realidad mi hija desde el móvil de su abuela, para decirme que se le habían olvidado las gafas. Pues nada, corriendo a llevárselas para continuar corriendo a yoga. Le dejé las gafas a la niña y su abuela me comentó que la niña había comenzado con décimas de fiebre. Por suerte no tuve que ver a su madre.
El yoga cada vez me gusta más. Compartí práctica con mi hermana, habíamos quedado para bajar juntos pero con el tema de las gafas no fue posible.
Una vez en casa hablé con las niñas y luego con su madre, para que me avisara ante cualquier novedad. Parece un cuadro vírico. Imagino que toda esta tensión por la que está pasando la niña le ha podido bajar las defensas. Le comenté a mi ex que si la noche no era buena me avisara. Yo podía estar con las niñas durante la mañana si ella necesitaba descansar. Me dijo que no me preocupase.
Pensaba escribir y leer durante esa noche pero «la vida social» del Troglodita no me lo permitió. En realidad no lo puedo separar de mi vida social. He intimado bastante con la seguidora del perfil. Anoche hablamos hasta tarde aunque ahora también jugamos a tontear. Nos acompañamos mutuamente y aprendo con ella, me ayuda a afianzar todo lo que he avanzado. Veo muchas cosas de mi relación reflejadas en la suya. Aquí las puedo ver desde afuera y me permite entender algunos de los comentarios que me ha hecho mi terapeuta.
Lo hemos comentado, estamos muy lejos y ambos necesitamos sentir, tocar, abrazar, besar… por lo que esto es una especia de terapia. La considero mi amiga, aunque de estar más cerca probablemente la relación sería otra por mi parte. Agradezco lo que tengo y lo que me proporciona. Agradezco poder ayudarla, si es que lo estoy haciendo. Es hermoso, nada más.
Hoy he salido de pateada con un grupo de amigas de mi hermana. La verdad es que ha sido divertido, hemos terminado con una comida conjunta. Mi hermana no se ha podido quedar pero yo me he «acoplado» tan bien que me he quedado con ellas. Ha sido una buena mañana/tarde.
La niña ha tenido buena noche y durante la mañana las décimas han estado contenidas. Ha sido ella la que me ha dado ánimos a mi:
—No es tan grave como parecía papá, estate tranquilo.
No se si ha salido de ella o ha salido de algún comentario de su madre que ha copiado. Sea como sea muchas gracias mi amor.
Pensaba en salir a correr y después al cine, de momento solo garantizo la carrera. Que fluya, ya veremos que me depara el resto de la tarde.