10:14. La tarde del día 10 no fue mala, la pasé con mis hijas y nos divertimos bastante. Les tengo que dar las gracias ya que son las que mas llevadero me hacen todo esto.
Ayer también comenzó bien el día, mi primer pensamiento fue para ella pero sólo a medias, esto ya es un logro. También es cierto que desperté con las niñas y eso ayuda.
Después de llevarlas al cole bajé a trabajar, pude regresar a tiempo para llevarlas a equitación mientras ella trabajaba. Finalicé la tarde con mi clase de escalada.
Sin embargo al salir de escalada volví llorando a casa. Cada vez duran menos estos momentos, tal vez por eso intento realizar actividades que me obliguen a permanecer concentrado. Evidentemente cuando las dejo continúo asumiendo que no está y que no volverá a estar. Asumo que mi vida a cambiado y aunque la eche de menos ella no volverá. Tendré que lidiar con muchas nuevas situaciones, las cuales no me gustarán pero las tendré que aceptar sí o sí.
Ya en casa intenté dejar de pensar y lo logré a medias. Me fui a la cama muy cansado, no pude ni leer y eso que me habría encantado continuar con el libro.
Soñé con ella, de nuevo finalizábamos en una situación sexual que me despertaba para descartarla inmediatamente. Es como si no me quisiera permitir esas situaciones con ella ni en sueños.
Hoy me he despertado para ir a trabajar un turno de 24 horas. Continúo enviándome mensajes por Whatssap. Antes de salir de casa escribí este:
«Me guste o no, sepa o no que no podemos estar juntos, te continúo esperando. Ayer me di cuenta y regresé entre lágrimas de la escalada.
Hoy se cumplen 3 meses del día en que me engañaste, imagino que estaré mejor cuando estas fechas dejen de estar tan vivas en mi mente.
Busco cualquier actividad que requiera de mi estar concentrado para no pensar en ti, como la escalada, sin embargo siempre regresas nada más parar.
El libro de Garriga está lleno de verdades. ¡Qué mal lo hicimos!¡Cuántos errores cometimos!. Me hace ver que de haberlo leído antes lo podríamos haber solucionado. También veo que toda esta reflexión es otro síntoma más de que te espero.
Por otro lado es un esperarte para decirte no, o eso me obligo a pensar, para intentar ser amigos y conocernos. De verdad que no puedo asumir que nuestra relación esté rota y nunca se va a reparar, nunca volveremos. Por desgracia todo así lo indica, aunque no lo quiera ver.
Ayer no fui capaz ni de mirarte a la cara, no te vi, sólo recuerdo haberte visto los pies. Me hace daño verte mi amor, no es enfado, es autoprotección«.