11:10. Anoche no tenía fuerzas para escribir en el diario. Más revelaciones se asientan en mi mente.
La mañana en el pediatra fue muy bien. Apenas nos dirigimos la palabra, ni nos saludamos o despedimos con dos besos. Respecto a las pruebas de la niña todo normal. Tranquilidad en ese sentido.
Ella se llevó a la niña y pasaron parte de la mañana juntas, según me dijo: «Ella lo deseaba y yo encantada». Le respondí que así es como tiene que ser.
Más tarde me indicó que ya estaba en la escuela. Yo lo agradecí por no tener que volver a encontrármela. Por las niñas me enteré que se había tenido que ir a un municipio cercano por tema de trabajo. Me alegré mucho por ella.
Antes de ir a buscar a las niñas y después de recibir el mensaje de las comidas hechas por las niñas le envié las fotos de la equitación con los últimos logros de las niñas, también las de la actividad de escalada. Ella me había enviado una nueva foto al dejar a la pequeña en la escuela antes de bajar al pediatra con la mayor.
Junto con las fotos le escribí:
—Espero que esto sea un antes y un después en compartir cosas de las niñas. Buena tarde.
—Siempre. Buena tarde [mi nombre]
—A ver si es verdad, de corazón.
—Ha habido fotos de acontecimientos que no he compartido?
—No has compartido en general [su nombre] y si no revisa. Pero da igual, es mi percepción. Antes y después, comencemos de nuevo y hagámoslo bien los dos.
Yo no tenía ganas de discutir, estoy muy cansado, ella tampoco. Aquí terminó esta conversación.
La tarde con las niñas fue genial en equitación, también luego en casa. Salimos con las bicis al parque cercano a casa, ellas me lo pidieron. Después del baño me regalaron una actuación de danza, casi me pongo a llorar como un niño.
Pensaba que ella no contactaría esta noche, ya era tarde y no había recibido nada. Sin embargo, cuando estábamos a punto de entrar en la cama para comenzar el cuento:
—Hola. Llamo. Para oír sus vocesitas y decir buenas noches si no les apetece hablar.
Fue una llamada corta por la hora pero seguro que las niñas y ella se fueron con otro «cuerpo» a descansar. Me dormí con ellas y desperté como a las diez de la noche.
Durante la equitación me informaron de la necesidad de que la mayor esté federada para continuar con las clases, 60€/año aproximadamente. Pensé en comunicárselo a ella pero no lo hice. No quise volver a «discutir» con ella por dinero. Creo que ahí comencé a entender lo que mi hermana me decía.
«Les está dando todo lo que puede en su situación».
Cuando me he despertado he continuado asimilando, «Les da lo mejor que tiene ahora y cuando puede vive». Yo soy el que no está viviendo pero eso es mi problema… Continuaré esta noche.
23:00. He llorado mientras se lo contaba a mi hermana. Mientras asumía que ella no va a volver y que yo, consciente o no, la estaba esperando.
—Entiendo que les da lo que puede, entiendo que luego solo está viviendo, en su nube o no. No me lo hace más fácil, sigo sin ser yo esa persona. Entiendo que quien tiene un problema soy yo por no estar viviendo. Lo que no se todavía es como vivir sin ella.
—Bueno, poco a poco lo irás descubriendo.— Me trató de animar ella.
—Poco a poco y llorando cuando lo necesite. También se que estoy muy enfadado con ella, y lo que me queda. Pero ese también es mi problema. Al final el problema es mio y no de ella. En parte y en lo más interno de mi me gustaría pasarle parte de este problema a ella, no se si lo entiendes… Se que esto es lo mejor, se que no estábamos bien, pero sigo sin ser yo esa persona. En parte me culpo por ello y no la culpo a ella. Aunque lo diga, que es culpa de los dos, yo me siento como que la he perdido, no que nos perdimos o me perdió.
Asumo que esté bien o mal con esa otra persona o con quien sea, ella no volverá. Yo ya no soy ni seré «esa opción». No soy esa persona.
Mi hermana me dijo que necesitaba paz, tranquilidad y quererme. Me recomendó un mantra que ella utilizó cuando estaba en el pozo:
«Perdóname, Lo siento, Te amo, Gracias».
Palabras para decirme a mi mismo en los malos momentos, cuando no pueda parar «la lavadora».
Ella es para mi una fijación muy grande ahora mismo, probablemente sin sentido. Esto es torturador y por esa razón estoy muy cansado y deseando que todo esto termine. No terminará hasta que yo la deje ir.
Reconozco que no he dejado de esperar, que tal vez no sepa vivir sin hacerlo. Tengo que aprender.
También pensé en la amiga de mi hermana y en que le debía una disculpa. Desde que mi hermana me habló de ella la vi como una tabla de salvación, como el clavo al que sujetarme en la caída. Esa persona con al que poder compartir lo que ya no puedo compartir con ella. Esperar, esperar y esperar.
Le envié un mensaje en el que se lo decía le pedía disculpas. Ella me respondió hoy. Lamenta no poder ser esa persona, ella ahora mismo tiene que «salvarse» a si mismo y no puede sostener a nadie. Que no era necesario que le pidiese disculpas.
—Las disculpas son para ti mismo que es a quien tienes que pedir perdón.
Le di las gracias de corazón. Es cierto, tengo que perdonarme a mi mismo para poder seguir. La única forma de dejar atrás esta culpa es perdonarme.
Hoy es día 29, día en el que cumpliríamos «mes» de relación de pareja. Hoy no ha sido un buen día. He disfrutado con las niñas y las actividades que hemos hecho. Algún regalo inesperado en forma de experiencia me ha «caído» en la celebración que se ha hecho en la escuela y he podido participar. Lo he pasado bien pero incluso las niñas me lo han notado y les he tenido que decir que hoy estaba triste. No han indagado mucho, lo han aceptado.
Hemos ido a la playa, no tenían ganas de piscina. Se lo dije a mis padres y nos acompañaron. Gracias por jugar con ellas en los momentos en que yo no podía, se lo han pasado genial.
La amiga de mi hermana me dijo que conservara fuerzas. Incluso con la palabra, eramos capaces de gastar mucho con la palabra.
Tal vez este diario no me esté ayudando tanto como yo creía. Bueno mañana es otro día. me voy a la cama.