19 de Abril de 2019. Dejarse llevar, no puedo.

00:25. Ayer de madrugada y esta mañana trasladé algunos días de este diario a la futura web, le falta mucho para ver la luz. Fue sanador poder leer esos primeros días, también reveladores al ver donde estamos ahora.

Al poco de salir del trabajo…, mi trabajo es así, algunos días son muy complejos y otros demasiado tranquilos. Lo mejor es lo que me permiten con mis hijas, sobre todo ahora en estos momentos. Bueno, al poco de salir recibí tu respuesta a mi consulta sobre la noche de las niñas. Te consulté si podía subir ya y me dijiste que sí, por lo que ni pasé por casa de mis padres.

Sobre las 10 y media te marchaste y no estabas bien, ahí se desmoronó todo mi castillo de que sólo pensabas en ti y no en las niñas. Al poco rato le dije a las niñas que te habías ido triste y les pedí que te enviasen un audio diciéndote lo mucho que te quieren. Nuestra hija mayor incluyó el comentario de que no te fueses triste.

Esto provocó que me dijeras que no le tenía que decir nada a las niñas. Ahí comenzamos una conversación en la que yo te decía que no teníamos que esconder nuestros sentimientos a los niñas. Tu respondiste que evidentemente no pero que tampoco podíamos forzar unos mensajes como esos. Te comenté que sólo pretendía que te sintieras querida por las niñas, que son lo más importante, a lo que me respondiste que tú ya lo sentías. Te indiqué que sólo quise darle valor a a la palabra y que nadie mejor que tú lo podía entender. Me agradeciste el gesto y yo te dije que respetaría tus palabras al respecto y no lo volvería a provocar.

Al rato salí con las niñas para cumplir la promesa que tenía con nuestra hija mayor de buscarle una bici nueva. Después de varios centros comerciales terminamos en uno de los mayores centros de deportes de de la provincia. Me gasté más de lo esperado inicialmente pero nuestra hija estrenaría bici y casco. Para la pequeña tenía otro detalle en casa de mis padres, que había comprado el día que acompañé a mi hermana a sus pruebas médicas. Ambas estaban y han estado muy contentas todo el día. La pequeña sólo me ha pedido ir contigo una vez.

Después de comer en casa de mis padres y de que las niñas jugasen un rato con los abuelos y mi hermana, nos fuimos a un parque cercano a estrenar la bici, también llevaba la patineta de la pequeña en el maletero.

Por desgracia yo ya llevaba rato echándote de menos, preguntándome porqué renunciabas a vivir estos momentos con tus hijas y porqué  tenía yo que renunciar a vivirlos los días que estaban contigo. Mientras las niñas jugaban en el parque te envíe varios vídeos para que no te los perdieras.

La realidad es que te echaba de menos y te odiaba por no estar ahí, por no saber donde estabas, con quien o lo que estabas haciendo, aunque por otro lado tenía una idea muy concreta de con quién estarías o ibas a estar. Todo esto no me permitió disfrutar de ese primer día de la nueva bici de la niña.

Mi madre nos acompañó y le dije lo mucho que  te echaba de menos y la pena que me daba que no estuvieras viviendo eso. Ella me respondió que todavía era pronto, era tu elección y yo tenía que continuar adelante. No me ayudo a disipar mis tinieblas por mucha razón que tuviese.

De vuelta a casa llamaste a las niñas y nuestra hija mayor te preguntó por la razón de que te hubieses ido tan triste. Tú le preguntaste si ella te había visto triste, a lo que te respondió que sí. Le explicaste que era por estar unos días sin verlas pero que enseguida se te había pasado al pensar en el próximo reencuentro. Que tú siempre las llevabas en el corazón igual que sabías que ellas te llevan en el suyo. Espero que a ti te resulte tan fácil, para mi es casi imposible superarlo así pero ahora entiendo que estamos a niveles emocionales muy diferentes.

Dormirlas hoy ha sido mucho más complejo que otros días, imagino que por las emociones vividas. Después de lograrlo comencé a hablar con mi hermana, acudió a mi rescate para que sacara toda la mierda del día con la que estaba cargando.

La saqué toda, se lo dije, esta situación me ha jodido la vida, puede que no fuera buena pero era la única que tenía. Mi hermana me recordó que estoy en el duelo y que todavía lo niego. En efecto lo niego y soy tonto.

Tengo clarísimo que no me quieres, que probablemente, en un sueño o no, te has enamorado de otro y estás viviendo lo que esperaba que sólo vivieses conmigo. Aún así yo me continúo preocupando por ti, como esta mañana, y aún sabiendo que no podríamos estar juntos te lo perdonaría todo.

Sé que Todo esto es para que tú puedas evolucionar, para tomar las riendas de tu vida, pero me has engañado ya que tu forma de hacerlo ha sido esconderte en otra relación, en un sueño, que no te permitirá centrate en tu crecimiento.

Mi hermana me decía también que era muy pronto, que esto era lo mejor, que me quedaba mucha ira por sacar. Yo le respondí que no, ira no, mis hijas no se merecen sufrir una ira que en mayor o menor medida les llegaría. Que no me sentía bien, que muchas veces pensaba que mis últimos 9 años contigo habían sido una mentira, pero era mi mentira, la que me daba vida.

Le conté que aún veía un futuro juntos, aunque fuese lejano, pero para eso ambos teníamos que crecer y tú no lo estabas haciendo, te odiaba por eso. Incluso le dije que habría sido mucho más fácil para mi si hubieses muerto. Que pensaba que tus actos iniciales estaban orientados a forzar que fuese yo quien te dejase y que te odiase para hacérmelo más fácil, aunque yo mismo pude razonar que tú no habías pensado en mi.

Mi hermana insistía en que tenía que dejarme llevar, que recurriera a la farmacología, de forma puntual en los peores momentos, que me permitiese «parar la lavadora» de mi mente y verlo desde el exterior.

Después de casi dos horas de conversación, de lamentar y reconocer que en realidad no había soltado una mierda, me llegó la luz y se detuvo la lavadora por completo.

Tú simplemente te estabas dejando llevar, sin imponer, sin controlar y el que yo pensará que estabas equivocada es mi problema y no el tuyo. Fue como el bofetón de las películas que te deja en tu sitio y te calma.

Se lo comenté a mi hermana, un ser tan lógico y racional como yo, tan controlador, necesita comprender para tener momentos de lucidez como este. Por eso hablar con ella es paz para mi. Le dije que esa era la farmacología que yo necesitaba, comprender. Se me paró la lavadora con un gran ¡PUM! y llegó la paz a mi mente.

Después de lograr esta tranquilidad le conté lo que, por un momento, se me había pasado por la cabeza el día anterior en el trabajo. Que podía tener una «follaamiga», por lo de «un clavo saca otro clavo». Aunque yo mismo reconozco que hace ya muchos años estuve en esas situaciones y no sirvió para nada.

Ella me contestó que me podía presentar a una amiga, en realidad me habló de dos, pero no para eso. Una de ellas estaba en una situación similar pero sin hijos y ella pensaba que ambos necesitábamos hablar, hablar y hablar. La realidad es que la conozco y le dije a mi hermana que si ella estaba dispuesta yo me apuntaba, una visión externa no podía venir mal. La invité a que se lo consultará y si ella quería yo contactaría por whatssap o mediante llamada pero nada más, ninguno de los dos tenía ahora «el coño para farolillos».

Le expliqué que, en parte, eso es lo que espero del Psicólogo. Me respondió que ese era un proceso largo y no era bueno tener expectativas. La realidad es que yo quiero salir de esto ya y creo que lo sería más fácil si «evoluciono rápido». Sé que no es cosa de un día ni de veinte pero necesito estar ahí al 100% para nuestras hijas. Tengo muchas, muchas ganas de comenzar la terapia, tengo claro que necesito ayuda. Incluso, cuando hablé con mi hermano, le dije que necesitaba el Psicólogo para avanzar, no en lo nuestro que eso ya lo tenía claro. Que equivocado estaba.

Bueno ya me voy a la cama con mis niñas. A abrazarlas, besarlas y recibir su calor mientras les digo al oído «Buenas noches mis amores».

23:38. Hoy me he vuelto a despertar a las cuatro y pico de la madrugada. Estaba relativamente tranquilo, he logrado volver a dormirme gracias a la proximidad de nuestras hijas. A las siete y poco he vuelto a abrir el ojo y me he mantenido en la cama esperando que nuestras hijas se despertaran. Ha sido maravilloso como nuestra hija de cuatro años me ha besado nada más despertarse.

Después de preparar el desayuno y hacer un par de coladas hemos ido a buscar a mis padres y continuado viaje hasta un área vacacional en la que están mi hermano y su pareja. Pensaba que sería un día complicado por echarte en falta pero después de pedirle a mi padre que no me sacará el tema en el coche, con las niñas detrás, la verdad es que todo ha ido a mejor. Sí, he pensado en ti pero no ha sido como ayer. No estabas pero nada puedo hacer para remediarlo. Es tu decisión y la tengo que respetar. Tengo que renunciar a muchas cosas por el bien de nuestras hijas, no me atrevo a valorar como te afecta a ti  y a lo que renuncias.

Me sigue doliendo no poder estar con mis hijas mañana y pasado. Perderme sus momentos. Sí, puede que antes no los tuviera en cuenta como lo hago ahora pero este proceso me ha situado, aunque sea a martillazos.

El día ha sido maravilloso con ellas, he podido disfrutar de cada momento. Sobre todo del momentazo de la pequeña al comerse su primer perrito entero [hasta ahora no había probado el pan del perrito]. Lo siento pero no lo he compartido contigo, este momento me lo quedo, y te puedo explicar la razón: he echado de menos que durante todo el día no preguntaras por las niñas. Si llegas a esperar un poco más para contactar esta noche las hubieras encontrado dormidas. ¿Por qué me parece que te cuesta hablar con tus hijas?.

Nuestra hija mayor ha compartido unas palabras contigo y ya no ha querido hablar más, se ha escudado en que estaba pintando. Te he dicho que le preguntaría y tu respuesta ha sido que no era necesario forzarla. Yo no la quiero forzar a hablar contigo, quiero saber el porqué de ese comportamiento tan extraño para mi. No quiero que si es por una mala percepción de la niña vaya a más, pero, mientras no se demuestre lo contrario, tú eres la especialista y yo no soy responsable de tu relación con ellas.

Nuestra hija pequeña te quería mostrar lago por la cámara pero le he explicado que no era una videollamada. Al pedírtela la niña el has dicho que no era el momento. Imagino donde y con quien estabas. Creo que todavía te avergüenzas, está claro que las niñas aun no tienen porqué saber algunas cosas. Yo he apoyado tus palabras, nunca me escucharán nada malo sobre ti, no soy así aunque te esté odiando por «robarme» momentos con ellas. Por otro lado es posible que sin este palo no me hubiese dado cuenta de que no les prestaba la debida atención. Gracias pero te continuo odiando.

Este domingo tienes planes con las niñas que no me incluyen. Gracias a un compañero me he cuadrado un turno de trabajo de 24 horas, me mantendré ocupado y podré liberar uno mío en el futuro, cuando me interese para las niñas. Comienzo a pensar en mi por extraño que me parezca.

Esto es una montaña rusa y sé que más tarde o más temprano estaré en el otro extremo retorciéndome de dolor, pero hoy no ha sido el día.

Después de dormir a las niñas me he dedicado a las tareas del hogar. Lo he hecho a esta hora ya que no quiero renunciar ni a un segundo con ellas hasta que te las tenga que entregar mañana. Eso si que me va a doler pero es lo necesario para el bienestar de las niñas, por desgracia continúa doliendo.

En unos minutos volveré a la cama con mi niñas, para tenerlas cerca, para llenarme de ellas y esperar que sea suficiente hasta el lunes.

Hemos quedado para el lunes, te he dicho que tenemos que hablar para ir cerrando temas y que quería hacerlo, aunque fuese por teléfono. Te has sorprendido y me has dicho que mejor en persona. Te he respondido que sería mejor pero al no conocer tu disponibilidad y por considerarlo importante te había ofrecido lo del teléfono, por si no podías.

No se que tal irá esta reunión. Yo quiero el 100% de la patria potestad hasta que tú aportes económicamente como yo, en ese momento podemos variar el acuerdo. No se si lo has pensado y ya tienes una respuesta. Creo que sabes que yo no voy a ceder en ese punto y si nosotros no podemos llegar a un acuerdo en ese sentido alguien tendrá que hacerlo por nosotros. De verdad que no me gustaría tener que llegar a ese extremo. Pero bueno, esto no existe hasta el lunes y no merece la pena darle vueltas hasta saber que piensas.

Tengo tus palabras gravadas a fuego:

«Soy consecuente con mis actos, un alto precio»

Puede que te refirieras al dolor y a la separación de las niñas. Creo que no a este tipo de aspectos legales que tan poco te gustan, pero me temo que el precio se va a extender a esos aspectos también. Ojalá puedas verlo como yo.

Llegó la hora de ir con mis hijas. Buenas noches mis amores, las voy a echar mucho en falta estos días.

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