16:43. Hoy he vuelto a «madrugar» sin necesidad de despertador. Según me he levantado he salido a correr, camino nuevo pero mismo destino, el mirador. Hoy sí he gritado, hoy sí he sacado muchas cosas, algunas ya están en este diario, otras son sólo para mi. He sacado rabia, te he insultado,… pero la verdad es que no me ha aliviado. Después de vaciarme nuevamente, los últimos 25 minutos sólo he podido caminar, me he tomado un zumo de naranja y me he dedicado a cosas mundanas, algunas de ellas atrasadas y otras sin sentido.
He podido comer algo más aunque falta mucho para alcanzar las calorías mínimas que mi cuerpo necesitaría. Continúo con mi «perro» en la espalda. Esta contractura no ha mejorado con todo esto.
Hablé un poco con las niñas a primera hora, pensaba que hoy las vería un rato pero ya me has dejado claro que las veré mañana ya que hoy ellas querían ir a casa de tus padres.
Está siendo un sábado duro, estoy completamente desubicado en este día de fin de semana en el que no puedo ver a las niñas por esta situación y no por motivos laborales. Se me hace muy complicado y sólo espero que llegue la noche, para hablar con ellas, y a mañana, cuando volverán a estar conmigo.
De las cosas que más me repetía en ese mirador y que gritaba al mundo era ¿Por qué? y ¡Qué triste!. Cuando hablamos ayer te lo dije «Yo todavía no me lo creo, he salido de casa pensando que volvería después y no dentro de 2 días«. Más duro se me hace este día sin sentido para mi. Me digo que podría salir, pero ¿a dónde?. Para ti es más fácil es este sentido, tú ya has superado esta ruptura de pareja y estás en otra historia que te llena más que lo que teníamos.
Te es más fácil y me alegro pero tengo que ser sincero, también me indigna, me enfada, me destroza,.. Imagino que mañana yo llegaré a estar con la niñas y tú correrás a continuar con tu nueva relación sin que yo pueda hacer nada. Tengo que dejarte marchar pero eso no lo hace menos duro. Sé que no estamos juntos y no me engañas pero eso no lo hace más fácil, como te dije yo todavía no me lo creo. Hoy solo me queda esperar que pasen las horas para regresar junto a nuestras hijas, que son lo único que me queda. En efecto, la situación es muy triste.
21:45. El día no ha mejorado en estas horas. Ahora mismo lo único que me apetece es llorar. He hablado con las niñas, parece que han tenido un buen día pero veo que a ti no te apetecía verme. Finalmente has decidido quedarte en casa con ellas, en lugar de ir a casa de tus padres, pero no has sido capaz de invitarme a pasar un rato con ellas. Ya me lo soltaste esta mañana «Mañana se verán ustedes» y vaya si lo has cumplido. En efecto tú has roto todo puente conmigo. Podría decir que lo entiendo pero creo que no sería cierto. Duele, duele mucho.
Mañana estaré a las 11 en casa para ver a mis hijas, aunque tú me dijeras que a las 12. Son lo único que me queda y no quiero perder ni un minuto ya que tú no me los vas a dar. No quiero una guerra contigo para poder ver a mis hijas, puede que para ti sea fácil ya que no has quedado sola.
Ahora me rio cuando recuerdo que me dijiste que después de la discusión por el tema de la canción no pasaste buena noche. Me gustaría saber si la pasaste sola, ya te digo yo que así las noches no son tan tristes. Noto que vuelvo a sentir ira hacia ti en este preciso momento. Tengo que dejarte ir pero es muy duro y para colmo tengo que estar bien contigo por las niñas. Que complicado es todo esto.
Mis padres están viendo el programa de Pequeños Prodigios y yo lo único que quiero es estar un rato con mis niñas y no puedo. Espero que algún día puedas entender como me siento, aunque sepa que es lo mejor. Como echo de menos tu calor y tu presencia a mi lado por las noches. El día de mi cumpleaños te lo dije: «Ojalá todo esto valga para que estés mejor, de verdad» y tu respuesta fue clara.
¿Alto precio? ¿Para quién? Luego supe que ese día te reencontraste con él. ¿Alto precio para quién? me repito.
Creo que el mayor coste lo pagamos todos los que hemos quedado atrás y tú todavía no lo has visto. Me lo dijiste ayer, he cambiado, no soy la misma. Ahora mismo, con lo que siento, no estoy seguro de que hayas cambiado a mejor persona, sólo estás mirando por ti y yo tengo que hacer lo mismo. Debería aprender a no estar contigo, pero aún no me lo creo. Días como este son reveladores.
Hemos estado revisando nuestro acuerdo de separación y me reafirmo en que quiero el 100% de la Patria Potestad. Al menos hasta que tus aportaciones económicas se igualen a las mías. Espero que en estos días lo hallas podido pensar y no me pongas impedimentos al respecto.